La importancia de confiar

Por Susana Veloz

Quienes han tenido la oportunidad de conocer a mis 5 perros, saben ya que ellos son más que mis mascotas; son mi familia. Y a menudo, su comentario final es: “¡parecen personitas!”. A lo cual respondo con una larga letanía sobre cada uno de sus gustos, personalidades, hábitos y manías.

Para esas mismas personas, es fácil pensar (y preguntar) si el único trabajo que he hecho es tomarme el tiempo de educarlos. Pero hasta hace poco, yo misma me di cuenta de que en realidad no. Sólo eduque a Beto y a Luna (los primeros en llegar a mi vida), luego ellos se encargaron de educar a Cana, Ella y Scott (y a muchos otros que han vivido momentáneamente en mi casa).

Fue en un pequeño viaje a Arteaga, Coahuila, acompañando a una persona muy especial en mi vida y a su perrita Camila, que me di cuenta de que cualquier educación que le demos a nuestras mascotas, no servirá de nada, si en esa relación no existe la confianza.

La historia de Camila, y por la cual me di cuenta de lo arriba mencionado, va así.

Tengo aproximadamente 1 año de conocer a Camila. Una perrita shnauzer joven, activa y solitaria. Ella no vive en manada como los míos y eso lo demuestra al no entender límites personales, no obedecer órdenes, brincar de felicidad al saludar, en su testarudez y su necesidad de afecto.

Cuando todo esto me fue advertido por su dueño, lo primero que le dije fue: claro, si no la educas.

Conforme pasaron los meses, Camila fue demostrando su gran capacidad de aprendizaje. Comenzamos a cambiar sus hábitos alimenticios (de dejarle el plato siempre con comida a darle una sola vez) logrando que bajara de peso y comenzó a estar más tiempo dentro de casa con nosotros hasta el punto de dormir en su lugar sin molestar toda la noche. Sin embargo, el paso más grande sería el de controlar que saliera como prófuga de la ley hasta el punto de extraviarse, una vez que la puerta principal se abriera.

Así que, en una corta visita a Arteaga, decidimos llevarla a su primer paseo rural. El dueño en cuestión parecía más nervioso que la pobre Camila. Yo, trataba de mantener la calma y de asegurarle que no pasaría nada. Y bromeando pensé: lo único malo de que se pierda aquí en el monte, es que no está esterilizada.

Una vez en el lugar, la bajamos con correa y comenzamos a caminar. Fue entonces cuando decidí soltarla bajo la mirada desconfiada y asustada de su dueño.

Una vez sin lastre, Camila se puso a correr como cualquier perro en libertad lo haría. Iba y venía mientras su dueño no le quitaba la mirada y gritaba su nombre cada 3 minutos. Yo, más acostumbrada a que mis perros van a su aire y exploran sin alejarse demasiado, la deje ser y espere a que ella fuera la que nos buscara. En ese momento, le dije al dueño: tienes que aprender a confiar en ella.

Claro que hubo momentos en que desaparecía de nuestra vista y la tuvimos que buscar. Pero eso era parte de su aprendizaje y el nuestro: el de ella no alejarse demasiado y el nuestro confiar en que aprendería a buscar a su manada.

Cuando una de las bases de nuestras relaciones de amistad, de trabajo, de amor o de familia es la confianza, muchas cosas positivas suceden. Aceptamos a nuestros amigos sin criticar, colaboramos con nuestros compañeros de trabajo, nos abrimos emocionalmente a nuestra pareja y amamos sin reserva a los nuestros.

Y si esta confianza la llevamos fuera de las relaciones interpersonales al mundo animal, veremos que las relaciones con nuestras mascotas también cambian y se vuelven mejores.

Educar con confianza a nuestra mascota es hacerlo con paciencia, tolerancia y amor. ¿Cuándo fue la última vez que en tu trabajo no confiaron en tus capacidades y te sentiste frustrado e inútil?

Conocer y confiar en el carácter de nuestra mascota, nos hará aceptarla tal y como es, con sus defectos y virtudes. ¿Alguna vez te has sentido presionado para cambiar o ser quien no eres?

Tener confianza en nosotros mismos hará que nuestras mascotas confíen ciegamente en nosotros, en que conozcan nuestros límites y los respeten. ¿Qué niño pequeño logra crecer sin confiar en sus padres?

Cuando observamos esas historias sorprendentes de perros que viajaron kilómetros para encontrar su hogar, de animales de diferentes especies que se ayudan mutuamente, de perros que rescataron a sus dueños de algún peligro o incluso a aquellas personas que tienen relaciones extraordinarias con animales salvajes, es porque existe un común denominador: la confianza.

Afianzar esa cualidad entre nuestra especie y extenderla al mundo natural, hará que muchas de las situaciones de maltrato, sobreexplotación y abuso del mundo animal, vayan desapareciendo poco a poco.

Susana Veloz

Realicé mis estudios de fotografía en la Ciudad de México, especializándome en Técnica Polaroid, Arte Zen, Iluminación y Retrato. Mi trabajo ha sido publicado en diversos medios impresos. Desde 2007 me dedico a la docencia. Hoy divido mi tiempo entre dar clases, realizar sesiones y rescatar perros de la calle.

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