ENTRE VIAJE Y VIAJE EL MEJOR EQUIPAJE

Por Cristina Aguirre

 

Amo viajar; me gusta desde que tengo memoria; soy de esas personas que no se están quietas y mucho menos a la hora de pasear; en muchas ocasiones me decía mi esposo “¿no te puedes aplacar?”Hasta que llegaron los hijos y le salieron igual que la madre… inquietitos.

-“¿Y a este viaje van todos? ¡Que cansancio!”-

Mi verdadera respuesta: SUFRO sin ellos y a la mera hora pues también…

Y es que necesito planear todo (esa afanada costumbre que no se despega de mi ser) no me gustan los sucesos no planeados… pero con niños IMPOSIBLE… “¡Ya quebró un plato de la tienda!” (De esos horribles fosforescentes)… “Está bien Seño llévese también uno bueno, dos por quinientos” y tu ¿what? “¡Me llevo el roto gracias!”. Algo más que cargar en la maleta, un fosforescente plato quebrado.

Pero bueno… un día así random sonó el teléfono y ¿saben de esos premios que te hablan del banco y cuelgas por qué son estafas? Bueno;  pues resulta que era real, mi esposo dudoso y completamente incrédulo de la veracidad de la llamada preguntó directamente en el banco ¡y si!   

-“Tengan sus dos boletos para NY”-….

Era mi primer viaje SIN HIJOS lo cual me aterrorizaba.

Mi primera reacción… ¡diles que no! ¿Quién me va cuidar a tres? ¿Y la escuela? ¿Y las vueltas? ¿Y si nos extrañan? … a lo que contesto mi esposo: “¿vamos o voy?”. Y yo soy bien obediente, así que nos fuimos, ya ni se cómo acomode todo pero ni siquiera me había subido al avión y ya venía en un llanto…. “MIIISS HIIIIIIJOOOS” era como la Llorona del aeropuerto.

Aterrizamos y LO ATERRADOR FUE QUE REALMENTE LO DISFRUTE, trazamos juntos en el mapa todos aquellos puntos que queríamos visitar…. regresé contenta, relajada y resulta que en los planes no hubo platos rotos ni paradas de emergencia pero cuando llegamos encontré que los tres habían súper extrañado; la casa era un refugio militar y los dos chiquitos se enfermaron así que mi corazón de madrecita sobrecargada de remordimiento me decía “casi en eco” … “viajaras siempre con ellooos, ellooos, elloooos” (relax ya lo supere).

INCREÍBLE PERO CIERTO: Un Banco (junto con un viaje regalado) hizo darme cuenta que también necesitaba aligerar la maleta.

En estos días,  tuve la oportunidad de viajar a la playa en familia y siento que este viaje fue diferente ya que esta vez íbamos más familias y pude dejar en casa a mi dictadora interna de horarios por cumplir.

Caminé, sin prisas , sin afanes,  con “mis tres seguidores”, recogiendo todo lo que encontraban o consideraban bonito¸ – “Hijita, esa no es una conchita, es un “sabe que” de plástico” (la tiramos en la basura porque cuidamos al planeta).

Y así pasaron los días y aunque me gusta el mar, después de varios días, la arena me comenzaba a inquietar; Luis Miguel y yo ya no éramos amigos y si se me atravesaba un charco lo mataba al desgraciado.

Me urgía ropa seca y extrañaba el clima del que tanto me llegue a quejar.  Las vacaciones habían llegado a su fin y la cara de cansancio era colectiva… once días de amor familiar… once días de cansancio físico; mi mente se despejo, pero ni mi cuello, ni mi aparato digestivo decían lo mismo. El baño de uno es el baño, la cama y los ratos de soledad aunque sea para un purrum solitario.

De los niños, me preocupaba el desempeño académico y francamente pasarle la batuta de responsabilidad por unos momentos a la escuela, en verdad ansiaba llegar al trabajo, a mi casa, ver a mis amigas y sobre todo a mis padres.

LLEGUÉ A ESTA CONCLUSIÓN

Sin afanes entendí que lo más simple es lo más hermoso; tengo que poner un alto a este reloj acelerado, el decir que “si” a todo lo que no es mío, y dejar de decir “no” a lo que en realidad necesito;  “me estaba enfermando” y  al final aunque suene incongruente lo termine extrañando. Solo había que acomodar, lo que no estaba bien acomodado.

Así que: CARGO CON LO QUE PUEDO Y SUELTO CON LO QUE NO PUEDO,  disfruto lo que hoy tengo y de las personas que me rodean.  Tengo el derecho de seleccionar qué rumbo toma mi viaje y qué es lo que quiero empacar.

Decido disfrutar mi faceta de esposa, de mamá  y de igual manera dejar salir de vez en cuando mi yo “no tan responsable”, el partido de los niños verlo como si no hubiera nada más, sin ver en el reloj del próximo compromiso, creativa en mi trabajo, mis momentos y prometo  no abandonar mis sueños… aunque mi área de confort, siempre será: MI HOGAR.

Entendí que soy más afortunada de lo que pensaba y que el principal enemigo en mi vida, era yo misma, cargaba en el equipaje, cosas que no eran mías o simplemente no tenía la capacidad de cargar…  le di un inmensurable valor hasta las rutinas diarias… bastaba con darme un tiempo, una oportunidad para respirar y así abrazarme como la mujer que soy.

Ahora en mi maleta, no llevo sobre equipaje y en mi vitrina está el recuerdo favorito de los viajes que he realizado en un frasco, entre piedras, conchitas y cosas que nunca supe que eran, lo que con sus manitas recolectaron; ESE, PRECISAMENTE ESE: Es el recuerdo de mi más valioso tesoro… MIS HIJOS.

 

 

 

Cristina Aguirre

Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.

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