¿Dormir o no dormir con mi bebé? El terrible dilema…

Por Clara F. Zapata Tarrés

Desde antes que nacieran mis hijas escuché hablar de diferentes maneras de “enseñar” a dormir a los bebés a muy temprana edad. E N S E Ñ A R entre comillas porque más bien es como adiestrar, imponer, entrenar, sin pensar en las consecuencias sobre el asuntito. Asuntito, irónicamente apuntado en diminutivo porque es EL gran TEMA.

Imagínense que ahora (o quizás antes también…) hasta existe la moda, modo, profesión o talento ridículo de los que se hacen llamar COACH del buen dormir… Ya hace mil años (bueno, no tantos) existe un autor del que prefiero no pronunciar su nombre que “entrena”, SÍÍÍ, ENTRENA, a los bebés a dormir y hace todo un tratado de más de 100 páginas con minutos incluidos, relojes de tiempo de llanto y frases como “bebé, entiendo que estés con ganas de estar con mamá o papá, pero esto te hará bien…” bla bla bla… Y mientras tanto, nuestro bebé mirando el techo o si bien le va, un móvil de animalitos que se marean con musiquita tranquilizadora en un carrusel eterno de estrés y de cortisol infinito. Algunas lo han practicado desde la noche 1 de su bebé…

No sé qué pensar pero me preocupa que esté a la moda y que personas puedan vivir de ello. Cada vez que veo ese libro en una librería intento esconderlo al fondo del anaquel y tengo amigas que han comprado toda la colección con tal de que no caiga otra más…

Pero ¿a qué viene todo esto? ¿Hay consecuencias? ¿Duermes con tu bebé y todooos o muchooos te dicen que no lo hagas, que se va a acostumbrar, que qué poco independiente va a ser y sobre todo, no falta el metichote que diga que dónde vas a hacer el amor si tu bebé se encuentra en medio del nicho de amor o peor aún, que le vas a crear problemas sexuales y que hasta quizás exista perversión en su vida…?

Hoy no daré respuestas, sólo recomendaré libros donde viene toda la explicación y los porqués de dormir y amamantar; dormir y niños, dormir y bebés; etapas evolutivas del sueño; de porqué si los adultos despiertan de manera bastante constante durante la noche, los bebés e infantes no podrían hacerlo; de cómo sube la hormona del cortisol y cómo los bebés al final se quedan callados pero no porque estén en paz y más tranquilos necesariamente; de cuándo cuándo cuándo se irán a su cama al fin; de cómo un niño que duerme en la cama con sus padres no resultará perverso… La cosa aquí es informarse, leer las opciones que hay, saber que la infancia no es eterna y sobre todo, sobre todo, mirar a nuestro bebé y sus necesidades y pero claro que por supuesto… las nuestras… Porque seguramente también has escuchado que dormir con los bebés echa a un lado todo sin pensar que es más cómodo y que además es LA maravilla de las maravillas mirar dormir a tu cachorro en medio de la madrugada y entonces abrazarlo en la penumbra. Nunca se repetirá.

Aquí viene mi homenaje. Mi hija de 9 años, hace dos días decidió que iba a dormir en su cuarto, sola con su montón de peluches. Le compramos una cama matrimonial, una almohada, de esas grandotas muy suavecita, acomodamos en un fin de semana de ritual, los juguetes, los libreros y la ropa y hace dos días que me acuesto con ella, para acariciar su pelo y cantarle de esos arrullos de la tierna infancia. Abraza a su panda de terciopelo y suspira al tomar sus sueños. A los pocos minutos, salgo de su cuarto… Está decidida, no hay marcha atrás. Cada una de estas dos mañanas, a las 6:30 que despierta, tiende su cama y ordena sus muñecas.

¿Qué sentimientos tengo? Claro que la extraño, porque el abrazo nocturno siempre me hace sentir un amor más allá de lo terrenal. Sin embargo, me siento orgullosa, segura de haber cumplido mi meta. Contentísima de que ella lo haya decidido con confianza y libertad, sin tener que pasar noches de llanto, enojo, frustración y seguramente mucho miedo. ¿Qué nos tardamos 9 años? No importa, no es mucho ni poco, es lo que es…

Los niños que fueron amamantados, que encontraron su lugar en los brazos, que sintieron esa cercanía en la obscuridad y hallaron la incondicionalidad, POSEEN su propia libertad: no se la pasarán buscándola sin encontrarla…

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*”Las opiniones expresadas en este texto son solo mías y no necesariamente reflejan las opiniones de la Liga de La Leche”.

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

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