Cuestión de elección

POR: MAYTE CEPEDA

Resulta que ahora es difícil no tocar el tema que nos tiene a todos los humanos en un estado nunca antes vivido. Todo mundo escribe, informa, investiga e indaga sobre el tema. Y si no eres de esa parte del mundo, entonces eres de esa otra parte que recibe esa información y la procesa como mejor le parezca. Y también existe una pequeña parte del mundo, que son aquellos humanos que no le han dado importancia a este asunto, viven en una burbuja de protección del exterior, porque así les funciona mejor. Y eso está bien, todo lo que elijas para tu bienestar, es lo que debe hacerse.

En lo personal siento a esta situación como si alguien le hubiera puesto una pausa a mi vida. Como si me hubieran pedido sutilmente que abriera más mis ojos, dejara de parpadear (de distraerme) y comenzara a ver realmente como estaba viviendo mi vida y así, ver qué puedo mejorar y qué cambios hay que adoptar.

Y bueno, ya que esta situación de encierro se ha convertido en un “miembro” más de la familia con el que amanecemos y lidiamos durante el transcurso del día, lo he comenzado a ver como un ser más al que hay que atender y apapachar. Es más, a veces hasta suelo imaginarle cara y voz. Cuando “el nuevo miembro llamado encierro” amanece enojado, hay que tener cuidado de no contagiarse y si acaso caemos en sus garras, pues a dejar de buscar culpables pues nosotras mismas fuimos las que nos dejamos contagiar. Y a tratar de curarnos rapidito de ese mal que a nadie le sirve y a muchos les afecta.

Cuando el “nuevo miembro” amanece de buenas y busca tener mucha actividad, pues agárrate de él y deja que te lo contagie. Seguro que de ahí agarras otros contagios como ponerte creativa, arreglar algún rincón de tu casa, hacer ejercicio, preparar esa receta a la que le has estado sacando la vuelta, qué se yo. Existe una infinidad de actividades en las que podemos sentirnos útiles, ocupadas y felices, y seguramente no te sobra tiempo para hacerlas, pero todo está en cómo y bajo que ánimo las realices. También existen esas actividades a las que le sacamos la vuelta. Ahorita que tienes a ese nuevo miembro en casa, aprovéchalo e investiga el por qué de tu negativa ante esas actividades, posiblemente solo era falta de tiempo y ahora que lo tienes, tal vez te siente bien hacer a esas actividades, no?

Pero, agárrate cuando el nuevo invitado amanece apachurrado y cabizbajo. Ese mal se contagia muy fácil, casi inevitable. Aunque te percates de ello, y trates de convencerlo que mejore, a veces es difícil convencerlo y de pronto te quiere contagiar. Lo malo del asunto no es que te contagie, si no que se vaya agravando el mal cuando llegan la frustración, la ansiedad, la preocupación y las ganas de querer controlar lo que sabes que no está en tus manos. Ante eso lo más sano que te recomiendo hacer es dejarlo pasar sin provocarlo ni querer manipular las cosas. Hay ocasiones que es necesario apachurrarse tantito para reflexionar y ver desde otra perspectiva tu ánimo y comportamiento, para así encontrar opciones, soluciones y salidas. Pero sin forzar las cosas.

Habrá quien en estos días la compañía de este nuevo miembro llamado encierro le siente de maravilla. En lo personal puedo decirte que he aprovechado mucho el tiempo y lo he aplicado en cosas que usualmente no hacía por falta de tiempo o, incluso, de interés. Pero ahora tengo distintas opiniones respecto a cosas que pensaba que no eran para mí o que pensé que no me gustarían. Afortunadamente me di el tiempo de conocerlas y ahora opino diferente. Por ejemplo, nunca me hubiera imaginado que me gustaría el tema de andar en bici y ahorita busco el momento para poder subirme lo más que pueda, claro con todas las precauciones posibles, porque lo miedosa lo sigo padeciendo.

Sin embargo, lo que elijas hacer de actividades (el listado es inmenso, tu ya sabes a qué me refiero), de actitudes, que se refiere a la disposición o falta de esta para enfrentar el día a día, depende en gran manera de que estar feliz o frustrada, es una decisión tuya. Claro que puede verse muy influenciada por factores externos (hijos, esposo, trabajo, resto de la familia, limpieza de la casa, miles de cosas que hacer y, obviamente todos influenciados por el nuevo invitado llamado encierro), sin embargo, esos factores siempre estarán ahí. Hay que tener cuidado qué tanta importancia e influencia les dejamos tener sobre nuestra vida.

Ahora bien, si nos sentamos y reflexionamos con nosotras mismas, sin nadie alrededor, y negociamos mantener el equilibrio y la armonía, para que lo demás funcione de distinta manera, nos daremos cuenta que es la mejor vía para llevar las cosas tranquilamente y en paz. Claro que esto no es nada fácil, se requiere práctica y constancia. Como un hábito de machacarse pensamientos positivos una y otra vez hasta que se instalen solitos y se hayan adaptado a nosotras mismas y a nuestra vida.

Esto me lo escribieron hace poco, después de una plática larga sobre cómo tomamos las cosas que nos suceden y qué decidimos hacer para que nos afecten o dejen de hacerlo. Y pues tiene mucho de cierto. Espero que te sea útil y más ahorita con el invitado llamado encierro. ¡Namasté!

Mayte Cepeda

Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?

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