NO TENGO NADA QUE DECIR

Por Dona Wiseman

Creo que mis habilidades sociales están cayendo en desuso.  Hace días me dijeron que un lugar estaba “en contraesquina” de otro lugar.  Al llegar busqué el local cruzando la calle y cruzando la calle…en diagonal cruzando 2 calles… lo que yo entiendo por “contraesquina”.  Verifiqué mi definición con un par de personas (no me vaya a equivocar) y, mientras esperaba fuera del lugar, ensayaba la explicación correctiva de tan burdo error.  A la mera hora me dio flojera.  No es la primera vez en estos 75 días que me da flojera corregir a alguien.  O tal vez lo que me sucede es que estoy escogiendo con más filo lo que me importa, y quien me importa.  Sí, solo te corrijo si me importas.  Gajes de mi estructura de personalidad.  Si no me importas, puedes hacer de tu vida un carnaval de errores y esperaré a reírme de las críticas que otros hacen, o a que te salga mal algo – observaré de lejos, o ni eso.  Así nos veo ahora, haciendo cambios en nuestras creencias, en lo que nos es importante, en la manera de movernos en la vida, en nuestras necesidades.  Nos observo descubriendo gustos, talentos, pensamientos, creencias, apetitos, y necesidades que desconocíamos, o solo sospechábamos, al principio de marzo de 2020.  En lo personal, tengo un par de declaraciones de vida que se encuentran en este momento seriamente amenazadas por nuevos movimientos internos.  Solo pelo los ojos y pienso (o digo, ya que hablar sola es de sabias), “¿Cómo así?”  A pesar de estar muy ocupada durante todos estos diasemanasmeses, siento que he vivido cara a mi misma y a todo lo que he establecido como mi estilo de vida.  Me sorprendo pensando y diciendo que necesito y quiero algo que hace poco no estaba contemplado en mis días y mis espacios.  Incluso la imagen que veo en Zoom, o bien en el espejo, es de una mujer distinta, una mujer que conozco muy bien y que desconozco por completo.  Me sorprende su mirada.  Me miro y me veo más dura y más suave a la vez.  Me diré por ahora que es por ser géminis, y seguiré contemplando. 

Así como me sorprenden mis propios movimientos, me asombran los tuyos y los suyos.  Pienso que vivir cara a nosotras mismas, lo que está sucediendo a pesar de la marea de actividades y el cansancio en exceso que es resultado de cambiar rutinas y sistemas de chingazo, nos lleva a reconocer incluso las verdades que nos hemos esforzado por esconder.  El esfuerzo de la cuarentena a mi me ha “exhaustado”.  Creo que jamás me había sentido tan cansada en mi vida.  La rutina y la mecanicidad no cansan tanto como cansa la verdad.  He visto muchas reacciones de alivio de personas que se han dado cuenta de cosas importantes en terapia.  Yo suspiro junto con ellos y una parte de mi corazón se alegra, aún cuando los insights son dolorosos.  Y me pasa con lo propio también.  En esos momentos me quedo callada, así como cuando no me importa, pero en estas ocasiones me callo porque me importa mucho.  Y como he dicho antes, “A veces no hay que manosear lo que ya está bien así.”

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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