PROCASTINAR

Por Angélica Rodríguez

Seguramente has escuchado el término “procrastinar” una palabra que últimamente pareciera que está de moda. La primera vez que escuche de esto fue hace un par de años en una conferencia, la oradora basó su discurso en dar ejemplos de personas que vivían en la monotonía por no tomar acción y hacer cambios en su vida. Ese fue el momento el en que le pude dar nombre a lo que yo tenía tiempo haciendo, estaba procrastinando.

Procrastinar es un verbo transitivo y es algo así como la acción de no hacer. En palabras más exactas y según la Real Academia Española, se refiere a: diferir o aplazar. Se deriva del verbo en latín procrastināre, postergar hasta mañana. Y también de la palabra del griego antiguo akrasia, hacer algo en contra de nuestro mejor juicio.

No podemos referirnos a una persona que procrastina como alguien que es flojo, ya que esto no tiene relación alguna. No se trata de un tema de falta de productividad o mal manejo de tiempo, desafortunadamente no podemos simplemente decirnos que dejemos de procrastinar y acto seguido comenzar a actuar.

Procrastinar se refiere a posponer voluntaria y conscientemente tareas que van a tener un gran impacto o cambio en nuestras vidas. Comúnmente esto va en relación con la toma de decisiones y acciones para nuestro crecimiento ya sea profesional o personal. Aquella idea que desde hace meses tienes de un nuevo negocio prometedor, comenzar a especializarte o estudiar sobre un tema que te ayudará a subir de nivel en tu carrera, las mejoras o cambios que sabes que puedes hacerle a tu emprendimiento, postularte a un gran puesto o a la beca que toda tu vida has querido y que sabes que en ambos casos lo más seguro es que lo obtengas.

Cuando procrastinamos, no solo estamos conscientes de que estamos evadiendo la tarea en cuestión, sino también de que hacerlo es probablemente una mala idea y aun así, lo hacemos. La verdadera raíz es un asunto de manejo de emociones. El autor de The Procrastination Equation: How to Stop Putting Things Off and Start Getting Stuff Done, Piers Steel, lo menciona como “hacerce daño a uno mismo”.

Queremos resultados rápidos, procrastinamos porque seguramente la acción que estamos aplazando no necesariamente nos dará una recompensa o resultado inmediato. Pasa con las tareas importantes que implican grandes cambios. Aplazarlo en ocasiones hace que la tarea se vuelva más complicada, compleja o difícil de alcanzar, nos genere estrés y conforme pasa el tiempo procrastinamos más.

Sin ser experta y analizando únicamente mi experiencia, puedo constatar que he dejado o aplazado muchas cosas por algún tipo de miedo; al cambio, a salir de mi zona de confort, al crecimiento o al fracaso. Cuando procrastinas pueden suceder dos cosas: afectarte a ti mismo o privarte de algo. ¿Cuántas cosas perdemos por miedo a perder?

Y si te estás preguntado si te ha pasado esto… te comparto algunas frases (las más comunes)  para identificarlo:

-No creo que lo logre.

-Es algo muy complicado.

-Este no es el mejor momento.

-No tengo tiempo de hacer esto por ahora.

-No tengo presupuesto para desempeñar esta tarea.

-El lunes comienzo sin falta (y así sucesivamente todos los lunes).

Existen miles de trucos de productividad muy eficientes, que se enfocan en cómo hacer más trabajo en menos tiempo. Pero como ya sabemos para dejar de procrastinar no se requiere de solamente cambiar nuestros hábitos de manejo del tiempo. Es importante saber la diferencia entre importante y urgente, una tarea urgente en pocas ocasiones se puede procrastinar o bien tendrá que llevarse a cabo ya que seguramente hay una fecha límite.

Para empezar podemos fijar metas para disminuir las tareas que procrastinamos. Te comparto mi plan de acción:

-Hacer una lista de todas las cosas que sé que he aplazado. No importa si es algo que tengo pendiente desde hace un mes o más de un año.

-Priorizar. Lo que me dará mayor beneficio, lo que puedo alcanzar más rápido, lo que ya tiene mucho tiempo aplazado y quiero lograr, lo más importante para mí.  No importa cuál sea tu parámetro, dales un orden.

-Si tu lista es muy grande, elige primero cinco tareas, no más. Esto con la intención de que no sea algo abrumador y que acabes procrastinando en la misión de dejar de procrastinar.

-Sobre cada tarea haz estas preguntas: ¿qué puedo obtener de esto?, ¿cuál es la razón o razones por las que lo aplace en primera instancia?, ¿esto me va a beneficiar o afectar?, ¿realmente es algo que quiero?, ¿es algo factible?.

-Teniendo la información de estas respuestas podrás ver un panorama más claro. Incluso puedes hacer otra lista rápida de los pros y contras de realizar la tarea.

Ver el panorama completo sobre las cosas, me da mucha claridad. Esto me ayuda a identificar la verdadera razón y el por qué no estoy haciendo las tareas que en algún momento me propuse realizar. También me libera de la tensión de saber que estoy procrastinando. Tal vez alguna de las tareas sea algo que no es realmente factible o importante y simplemente puedo borrarla de mi lista o bien una tarea que creo que es compleja puede resultar ser algo sencillo. Ahora tal vez ya puedas ponerle nombre a todo eso que estabas posponiendo. Algo que puede ser nombrado puede ser tratado, ya tenemos el diagnóstico y ahora lo que sigue. Recuerda que está bien no siempre estar bien, tomar tu tiempo, tener metas diferentes a las de antes y/o no sentirte motivada constantemente. Regresando a la raíz de procrastinar, siempre es importante ser consiente e identificar si hay algo de nuestra salud mental y emocional que requiera atención. No olvides priorizar tu estabilidad, paz y tranquilidad. ¿Qué es lo que te falta para comenzar?

enero 18, 2022

Annalee Carreon

Soy una sonorense que ama bailar y motivar. Divorciada, madre de 3 hermosos caballeros, loca por convicción y optimista por decisión. La vida me ha llevado a cada día creer más en mi. Me encanta ayudar y animar a los demás.

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS