NO ERES TÚ… ES TU CEREBRO.

Por: Brenda Castillo Hernández.

¡Yo creo que si alcanzo a llegar con la reserva de gasolina! Me dije hace unos meses, con un tono optimista y deseando que mi decreto lanzado al universo funcionara como un hechizo al estilo Harry Potter. Tenía solo una parada más que hacer en mi lista de pendientes, y de repente: ¡mi camioneta se quedó sin gasolina!

¿Te ha pasado? ¿Cuándo sabes que es momento de parar, pero sigues avanzando sin hacer caso de las señales?  

Hace unos meses me di cuenta de que yo estaba funcionado en la reserva de mi energía. Me sentía fatigada, no me concentraba en una sola actividad, no tenía humor para hacer la mayoría de las cosas. Me sentía irritada por situaciones y circunstancias que normalmente no tenían ese efecto en mi.

Lo notaba en la carita de mis hijitas cuando les decía que no quería jugar a “Trolls vs Bertenos” y corretearlas por el patio. No dormía bien, durante la noche me despertaba varias veces y al día siguiente me levantaba como podía para cumplir con todo lo que tenía que hacer. Empecé a subir de peso y aunque nunca he sido una “varita de nardo” el peso o la figura nunca han sido un tema que afecte mi autoestima, sin embargo hace unos meses empecé a sentirme triste, sin ganas de hacer nada. Mi creatividad estaba casi en nivel cero y eso me hacía sentir muy frustrada. 

Sabía que algo andaba mal y no me sentía yo misma.

Con las fuerzas que me quedaban intentaba sacar a flote mi carácter optimista y positivo. No era suficiente. Me agarre fuerte de la espiritualidad y la meditación y por supuesto que me sentía mejor, pero después de unos días volvía a estar en ese estado de fatiga extrema y ansiedad.  

Un día finalmente me quede sin gasolina.

Igual que mi camioneta me quede sin gasolina. Me acabe la reserva con la que seguía funcionando, y me quede en la cama, no quería levantarme, ni salir. En mi mente revoloteaban los pendientes y las responsabilidades, pero definitivamente no podía más. Por supuesto que también venían los juicios, ¿Cómo llegue a esto? -me decía- Se supone que soy una mujer fuerte y espiritual, abogada defensora, que medita e imparte talleres de motivación y empoderamiento. 

No tenía ganas de nada. Pero recordaba que desde hace un año una de mis maestras y coach personal, compartía información acerca del funcionamiento del cerebro. De como la falta o el desequilibrio en los neurotransmisores (dopamina, acetilcolina, gaba y serotonina) eran factores determinantes para nuestro funcionamiento como seres humanos y la forma en que vemos la vida.

La llamé por teléfono y me pidió que contestara un cuestionario para determinar los niveles de mis neurotransmisores. Y esto me ayudo a descubrir cual es mi neurotransmisor regente; el responsable de: mi personalidad, mi forma de pensar, percibir, reaccionar y actuar en la vida.

Mi personalidad dopamina.

Cuando vi las características de una persona cuyo neurotransmisor regente es la dopamina entendí tanto de mí. Esa descripción coincidía totalmente con mi forma de ser y de ver la vida en mis mejores momentos. Era yo, pero ya no me sentía así. Sin embargo, al ver ese resultado, me di cuenta de que me extrañaba muchísimo, no sé en qué momento dejé de ser yo, en qué momento perdí una parte de mi “muchosidad” (Alicia a través del espejo) pero al ver el resultado del test sabía que había esperanza para recuperarme.  

Así que puse manos a la obra, esta vez la empresa que más tenía que cuidar era la de mi vida y mi bienestar, con el acompañamiento de Liliana, y sus recomendaciones basadas en neurociencia y en los estudios acerca del funcionamiento del cerebro que lleva años haciendo hoy me siento yo nuevamente.

Me siento fluir con naturalidad. Recuperé mi buen humor, mis ganas de crear y crecer, así como mis hábitos de ejercicio. Me siento cómoda y feliz. Me veo al espejo y me encanta el brillo de mis ojos. Hace unos meses pensaba que había algo malo en mí, que yo no era suficiente y que tenía que esforzarme hasta el cansancio para alcanzar mis objetivos.

No sabia que lo que ocurría en realidad era una deficiencia y desequilibrio en los neurotransmisores de mi cerebro que estaba afectando mi forma de ver la vida.

Me di cuenta de que no era yo. ¡Era mi cerebro! Esa maravillosa maquinaria perfecta que solo se estaba quedando sin gasolina.  

Quise compartirte algo tan personal porque para mí conocer esta información fue como un antes y después en mi vida. No escuché las señales que me estaba dando mi cuerpo y seguía andando por la vida tratando de cumplir con todo pero definitivamente estaba a marcha forzada. 

Las personas felices son mejores jefes, colaboradores y empresarios.

Este es un tema tan importante que algunas empresas están implementando protocolos para cuidar la salud mental y emocional de sus colaboradores.

En México es obligatorio el cumplimiento de la Norma 035-STPS-2018 para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo. Por que las personas felices definitivamente son mejores jefes, colaboradores y empresarios. 

Recomendaciones finales.

Si quieres saber cómo están tus neurotransmisores entra a https://lilianamartinezo.com/ y haz el test

Si todavía no te animas a hacer el test pero quieres conocer más del tema te recomiendo el libro “Los hábitos de un cerebro feliz” de Loretta Graziano.

Y si en tu empresa no han implementado todavía la NORMA-035-STPS-2018 contáctame y con gusto puedo enviarte toda la información. 

Gracias por leerme, déjame tus comentarios porque me encantaría leerte también y saber qué piensas de este tema. 

Brenda Castillo

Abogada, empresaria, esposa, mamá, y una apasionada por el desarrollo humano como camino para una vida plena y feliz. Jueza Laboral, especialista en el nuevo sistema de justicia laboral. A lo largo de mi vida profesional me di cuenta que si quería conseguir éxito y equilibrio como profesionista, dueña de negocio, esposa y mamá de dos, necesitaba herramientas que me ayudarán a estar en equilibrio, a tener inteligencia emocional y a darle prioridad a mi bienestar físico, espiritual y emocional, y así fue como conocí el desarrollo humano, porque estoy convencida de que, si yo estoy bien, mi negocio, mi familia y mis clientes estarán bien.

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