El corazón de mamá

Por Ivonne Orozco

Las angustias, los temores de hoy en día, los vemos y escuchamos por ahí: “¡Estos chicos de ahora!” Nos expresamos pensando si estamos haciendo lo correcto. Qué difícil entender las nuevas maneras de vida. “A mí me criaron diferente”, decía Doña Josefita. “En mis tiempos no se miraba nada de esto”, añadía Patricia. Cada generación las madres se expresan con el mismo asombro, ante lo que acontece.

Una de las partes más importantes de la crianza se ha ido quedando vacía: la hora de la comida, la mesa familiar, el recreo culinario del día han sido sustituidos por las cadenas de comida rápida o las comidas “caseras“. Este título baja un poco el nivel de la conciencia. El argumento: el trabajo, la falta de tiempo, el tráfico, el Gym, el Facebook, el fascinante y adictivo mundo del internet.

Así como muchos negocios se arreglan en una comida y grandes proyectos se cierran con un buen café, ¿por qué no negociamos hoy con nuestros hijos en la cocina? ¿Por qué hoy no dejamos una hora el celular para compartir este tiempo sagrado, al menos una vez al día? Las tendencias de tomarle fotos a la comida quizá muestren no un rico platillo, más bien un rico vacío. Pongamos la mesa, olvidemos el celular y pongamos el ejemplo a nuestros hijos: “A la hora de la comida NO CELULAR“. Ahí en ese tiempo, mientras el cuerpo se alimenta, bien podríamos alimentar la confianza, la charla y el pensamiento. ¿Cómo nos fue hoy? ¿Te gustó? ¿Tienes tarea? ¿Estás triste? Hoy te veo muy contento, cuéntame. Preguntas que hoy en día muchas madres las hacen por Whatsapp y no mirando a los ojos de su pequeño.

Dice Leticia de 27 años: “¡Es que es tan difícil cocinar!” Carmela de 35: “¡Me quita mucho tiempo!” De 38 años Karla: “¡Comen con su abuela, no alcanzo a llegar!” Pretextos de la modernidad. No nos quejemos cuando nos demos cuenta de las carencias emocionales, afectivas, incluso de salud de nuestros hijos, si siempre le preguntamos a nuestro hijo “cómo estás” viendo al celular y no viéndolo a los ojos. La hora de la comida, el alimento es una conexión, es el cordón umbilical invisible, es una pequeña celebración diaria. Celebremos, quitemos todos estos mitos, dejemos de criar niños de marca, que si alérgico, que si intolerante, que el gluten. Hagamos cocina de amor de mamá. No es difícil, ni quita tiempo y da una calidez a la vida de una familia extraordinaria. Nunca perderá una madre el tiempo cocinando, transmitiendo, seleccionando los alimentos para su familia, sus hijos.

Escuché decir a una chica: “Lo metí a la mejor escuela, $4500 me cuesta, pero estoy fascinada, ahí come y yo puedo hacer mis cosas sin problema, en la noche le sirvo un cereal y lo duermo.” Me pregunto: ¿Lo ideal es trabajar muy duro para poder pagar una escuela en la que el niño no le estorbe a su mamá? ¿Qué no coman juntos y el domingo vayan a McDonalds y seguramente ella se la pase en su tablet y el niño jugando sólo?

Miremos el recetario de las mamás de ahora y de siempre. La cocina amorosa, esa que no tiene que ser “gourmet” ni costosa. Cerremos los ojos y elijamos esas comiditas en casa, ese guiso que pedías más, miremos nuestra mesa linda, femenina. Cocinar no es un estado de sumisión es un total y absoluto acto de amor.

Sopita de zanahoria con apio, fajita de pescado con ensalada fresca y gelatina.

La sopita:

  • 8 zanahorias picaditas
  • 2 ramas de apio picado
  • 1 ramita de cilantro picada
  • 2/4 de cebolla picada
  • 1diente de ajo picado
  • 1 litro de agua
  • 3 cucharitas de aceite de maíz
  • 1 taza de cubitos de queso panela

Ponemos a dorar juntas las verduras menos el cilantro, se acitrona muy bien, cuando ya estén listas, vaciamos el agua, ahora no será consomé de pollo, no uses en polvo. Dejemos los sabores de las verduras más al natural, una vez que hierva, sazonamos con sal al gusto. Servimos y ponemos los cubos de queso y el cilantro.

El omega:

  • 1 kilo de filete de pescado de tu preferencia cortado en fajitas
  • 1 huevo
  • Sal
  • Pimienta
  • pan o galleta molida
  • 1/2 taza de cacahuates molidos
  • Aceite el necesario
  • 1 lechuga orejona desinfectada
  • 2 tomates en rebanadas
  • 1 aguacate
  • Un poco de limón
  • Un poco de aceite de olivo.

Ponemos a marinar el pescado en el huevo con sal y pimienta, por 10 minutos. Mezclamos el pan molido con el cacahuate y empanizamos, ponemos aceite suficiente a hervir y ahí doramos nuestras fajitas, no más de 5 minutos, por eso debe ser aceite suficiente y muy caliente. Después escurrimos en una servilleta absorbente. La lechuga la troceamos con la mano y la desinfectamos, ponemos los demás vegetales, sin aderezos de bote, están saturados de conservadores, pongamos limón y aceite.

La gelatina

Y bien de postre hagamos una gelatina de caja, pero pongámosle una fresa, unas pasas, una nuez para hacerla más rica y saludable.

Tips para mujeres que trabajan:

  • Pela los ajos o cómpralos ya limpios y ponlos en un frasco con aceite y unas ramas de romero. Esto ayudará para que dure más tiempo el ajo, y aceite será un delicioso y perfumado aderezo para ensaladas
  • Cocina el tomate, guísalo, porciónalo y congélalo.
  • La cebolla córtala en julianas y ponles un poco de aceite y guárdala en un recipiente con tapa.
  • Pon a cocer las lentejas y congélalas, al igual que los frijoles. Una vez descongelados los guisas.

Ivonne Orozco

Nací en la Ciudad de México, de raíces Oaxaqueñas por parte de mi madre. Tengo una carrera trunca en leyes y he escrito por años fábulas y textos de cocina. Soy fiel lectora de la historia de México, tengo 30 años en la cocina y 44 años de edad.

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