Nuestro entorno

Nuestra casa es una extensión de nosotras mismas y siempre debe de encontrarse en constante transformación y evolución al igual que nosotras.

Por María Izaguirre

Ahora, que está tan de moda el calentamiento global, creo que es importante hablar de nuestra otra casa, que es nuestro entorno fuera de casa, nuestra colonia, nuestra ciudad, nuestro país y hasta nuestro planeta. Nos preocupamos por el calentamiento global, por el ártico, que se está derritiendo, pero ¿qué estamos haciendo realmente aquí en casa?

En México estamos muy atrasados en cuanto al reciclaje y a la separación de basura. Seguimos usando bolsas plásticas, platos de unicel, popotes, entre otras cosas, que son los objetos más contaminantes que tenemos.

Nuestro rol como mamás es educar a nuestros hijos, pero también hacerlos conscientes del entorno en el que vivimos, cómo cuidarlo y mejorarlo. Las respuestas que siempre damos sobre esto son ¿por qué lo tengo que hacer yo, si la vecina no lo hace?

Creo que, si cada quien ponemos nuestro granito de arena, sin importar quién más lo esté haciendo, y vamos enseñando a nuestros hijos a cuidar el lugar donde vivimos, a la larga vamos a hacer un gran cambio.

Como decía Einstein “Dar ejemplo no es la principal manera de influir en los demás, es la única manera”.

A los niños les pueden estar enseñando todo esto en la escuela, pero si no lo hacemos también en casa, si no lo ven como algo común en el día a día, no sirve de nada.

En este artículo me enfocaré en las bolsas de plástico, un objeto muy común pero sumamente contaminante que no hemos podido sacar de circulación. Varios países ya están haciendo algo al respecto, ya sea dando bolsas de papel reciclado, o simplemente quitando las bolsas plásticas, obligando a los clientes a llevar sus propias bolsas de tela. En México es algo que espero algún día logremos entender y hagamos el cambio.

Bolsas plásticas

La bolsa de plástico es un objeto cotidiano que se utiliza principalmente para transportar pequeñas cantidades de mercancía. Introducidas en los años 70 del siglo pasado, rápidamente se hicieron muy populares, especialmente a través de su distribución gratuita en supermercados y otras tiendas. Al principio eran blancas o semitransparentes, pero rápidamente las tiendas descubrieron que eran un buen escaparate para su publicidad. A través de su decoración con los símbolos de las marcas, constituyen una forma barata de publicidad para las tiendas que las distribuyen. Anualmente, circulan por el mundo entre 500 mil millones y un billón de estos objetos. De la cantidad de petróleo que se extrae en todo el mundo, el 5 por ciento se utiliza para la industria del plástico. Hacer una bolsa de plástico tarda sólo unos segundos. Luego se usa una o dos veces durante una semana y se tira. Por último, su desintegración promedia entre los 150 y los 500 años. Menos del uno por ciento de las bolsas se recicla. Es más costoso reciclar una bolsa plástica que producir una nueva.

Por esta razón es importante llevar nuestras propias bolsas de tela al supermercado. Yo empecé a comprar dos o tres cada vez que iba al super y así me fui haciendo poco a poco de bolsas de tela para empaquetar los alimentos. También utilizo las bolsas que dan en algunas tiendas de ropa, librerías, todo lo que funcione para no pedir bolsas plásticas. También para la verdura tengo unos sacos de red para meter las verduras y frutas, así no utilizo esas bolsas plásticas que se rompen muy fácil. Es un pequeño paso que no te quita tiempo ni tanto dinero, pero que hace una gran diferencia para nuestro planeta. Si usamos una bolsa de tela, podemos ahorrar seis bolsas por semana; es decir, 24 bolsas al mes; 288 bolsas al año; 22.176 bolsas durante una vida promedio. En pocas palabras, reduciendo el uso de las bolsas plásticas no sólo se disminuirán considerablemente los niveles de contaminación ambiental. También el consumo de petróleo, recurso no renovable que tantas guerras, muertes y derramamientos de sangre provoca año tras año en nuestro planeta.

Otro objeto altamente contaminante es el popote plástico. Se estima que una persona utiliza en promedio 38 mil popotes durante toda su vida. A nivel mundial, se consumen diariamente cerca de 500 millones, lo que genera un enorme impacto para nuestro ecosistema. De acuerdo con cifras del Foro Económico Mundial, en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Es el invento más sin sentido que existe en el mundo. Su uso dura a lo máximo 5 minutos y en el planeta dura más de 100 años. Si tu hijo no puede todavía usar el vaso, llévate contigo un o dos popotes de plástico duro, que puedes reutilizar las veces que quieras, y llegando a tu casa lo lavas y listo. Enseña a tus hijos y acostúmbrate a no usar popote, toma del vaso, es un pequeño gesto que no cuesta nada pero hará un gran cambio. Recuerda esto cuando comas fuera, en los restaurantes se acostumbra dar por sentado que quieres popote y muchas veces ya te lo traen en el vaso. Al momento de ordenar las bebidas pide que no te traigan popote. Ojalá algún día se prohíba su uso o por lo menos se exija a los restaurantes que solo lo incluyan siempre y cuando el cliente lo necesite.

Hagamos conciencia y seamos más responsables de nuestro entorno.

Maria Izaguirre

Arquitecta, decoradora y mamá. Ha trabajado en el diseño y construcción de casas habitación y locales comerciales, bajo la idea de crear espacios armónicos e integrados a la naturaleza. Sus últimos proyectos han sido sobre museografía, diseño y construcción de albergues de reproducción para animales silvestres.

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