Un recuerdo que no me deja en paz

Espero que lo que escribo hoy no sea malinterpretada como una crítica contra mi país de origen.

Por Dona Wiseman

 

No es así.  Es una crítica contra un sistema que va más allá de países y de simples ciudadanos. Es una expresión de inconformidad y de dolor, el dolor que me provoca la inconsciencia que hay en el mundo entero, en todos los países y en todos nosotros, los seres humanos.

Un concierto de “Memorial Day” (un recuerdo que no me deja en paz)

Hay un concierto anual, el día 31 de mayo de cada año en EEUU, que celebra a los “héroes”, a hombres y mujeres quienes, desde mi perspectiva, han sido víctimas de un designio sin escrúpulos que los convence que están defendiendo la libertad, no solo propio sino del mundo entero, cuando, en realidad, lo único que podrían estar “defendiendo” es el “dominio” de un grupo selecto de mercenarios.  No, no sé quiénes son las personas que causan que jóvenes ofrezcan sus vidas como sacrificio para proteger unos ideales vagos que benefician a no-sé-quién.  Yo, personalmente, no comprendo la guerra.  Puedo comprender que una gran parte del mundo se una para detener a un sujeto como Hitler.  Puedo entender la defensa contra un ataque directo, ¡ojo!, un ataque directo, no un ataque supuesto, no un ataque sobre la fortuna de alguien, sino un ataque real.  Puedo entender el cuidar a los heridos después, parece inevitable.  Sin embargo no me gusta que este evento parece convertirse en una plataforma para que más jóvenes se unan a un movimiento que lleva dirección certera al infierno, un viaje innecesaria.
Un verdadero guerrero (Shambala) se asegura, en cuanto le sea posible, que jamás tenga que entrar a batalla.  No veo ese espíritu en el mundo de hoy.  Veo a personas que están sorprendidas y ofendidas porque soldados de los EEUU han sido atacados y muertos mientras que están en un país que no es el suyo, buscando matar gente que sí es de allí.  “El enemigo”…así los llaman.  Yo no sé quién tiene la razón.  La verdad es que sospecho que todos están equivocados.  Lo que sí creo es que la definición de “enemigo” requiere ser replanteado.
No puedo apoyar este tipo de celebración, este concierto que vi en mayo de 2017.  Dicen por allí que tenemos que defender nuestro “estilo de vida”.  No lo creo.  Parece que nos sentimos amenazados por personas que están lejos y en cuyas vidas nos metemos demasiado.  Me da tristeza ver a estas víctimas.  Así percibo a los soldados de mi país, de todos los países.  Dicen que “luchamos” para mantener la paz.  Eso parece significar que “la paz” llega cuando todo el mundo vive como yo deseo que viva.  Me entristece, me ofende en realidad.  Y a la vez amo a mi país.  La mejor manera que yo sé de amarlo es no estar de acuerdo y no justificar.  Sí, esto significa que cuestiono la historia y los “valores” que nos han inculcado.  Y sí, significa que opondré resistencia.
También significa que sigo invitándolas e invitándome a buscar profundamente cómo yo colaboro para que estas actitudes continúen propagándose en el mundo.  Bajemos la intolerancia y las actitudes que provocan las guerras a nuestras vidas en familia, en el trabajo y en la sociedad.  El mundo cambia cada vez que nosotras cambiamos.  ¿Se animan?

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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