EN ESTE MOMENTO DECIDO ESTAR AQUÍ ¿Y TÚ QUÉ DECIDES?

Por Dona Wiseman

Te tengo una pregunta.  ¿Cuál es tu definición de libertad?  ¿Cómo concibes el concepto de la libertad aplicado a la vida?  Aquí en NES hay muchas mamás.  Eso significa que tenemos que aplicar nuestro criterio dentro de ese aspecto de nuestras vidas, y de paso a todas las demás relaciones que tenemos.  De pareja, laboral, amistades, como hijas, hermanas, primas, etc.  Nada fácil. 

Mi libertad se compone de una serie de decisiones tomadas de manera responsable y madura.  No depende de lo que interpreto que “el mundo” o “la sociedad” o “la familia” espera de mí.  Yo soy libre de tomar las decisiones que me parezcan adecuadas, siempre y cuando…  ¡Ah!  Creías que iba a decir “siempre y cuando no lastime a otros”.  Pues no.  Siempre y cuando estoy consciente del precio que habrá que pagar y esté dispuesta a pagar las consecuencias de mis decisiones.  Suena muy negativo, ¿verdad?  Suena a castigo.  ¿Y no te has dado cuenta de que también esas consecuencias podrían ser premios?  Los resultados pueden llegar a ser sumamente satisfactorios. 

Atrevernos a concebir y vivir en libertad es un trabajo arduo.  Implica también respetar la libertad de otros, y si hoy mi pareja está de mal humor, no asumir que tiene algo que ver conmigo y dejarle su espacio, o estar para acompañar si lo requiere.  Quien es libre no se contempla el centro del Universo y sabe que los problemas de otros no son por ella, bueno, a veces sí, pero no siempre.  Y cuando sí, también saber que es válido que otro tenga bronca conmigo y aguantarme, no perseguir a la persona intentando mostrar que puedo ser como él o ella quiere para que esté contento/a y yo pueda estar en paz. 

Ser libre significa que no le daré gusto a todos siempre.  Tal vez no le daré gusto a nadie jamás (de todas maneras, así se siente la vida).  ¡Pero!  Ser libre también me permite hacer cosas por y para otras personas solamente para darles gusto, aunque a mí no me guste del todo.  ¿Cómo?  Un ejemplo simple.  A mí no me gustan los bufés, pero a mis hijos sí.  Por supuesto que los acompaño, y como.  Mi decisión no tiene que ver con comer donde yo quiero, sino con estar con mis hijos.  Se llama sacrificio, y sí puedo hacer un sacrificio decidido en plena libertad.  No tomar la cuarta copa de vino, no comer la segunda rebanada de pastel, no ponerme los zapatos nuevos porque está lloviendo, no dar mi opinión porque sé que no será bienvenida (éste me cuesta un poco más), ser leal, compartir, y tantas otras cosas que puedo decidir a beneficio de una relación. 

Si resumo, la libertad no es hacer lo que me da la chingada gana sino tomar decisiones maduras y responder por los resultados de las mismas.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS