Cicatrices de Oro

Por Dona Wiseman

 

Me contaron que en una dinastía lejana

los jarrones se formaban,

se pintaban,

y se horneaban,

y que después del esfuerzo

hecho por el artesano,

de la construcción de una pieza

a la perfección,

el maestro llegaba,

o la vida tal vez,

y rompía en pedazos aquello formado.

El artesano

armaba de nuevo su obra.

Y en esa dinastía lejana

se usaba oro derretido

para pegar las piezas.

Después de oír el relato,

pienso que

no es tan distinto

a la vida que llevamos,

nacemos

y a pulso de artista certero

construimos una identidad.

Luego llega un maestro,

o la vida tal vez,

y hace añicos el ego,

dejándonos la tarea de reconstrucción

con oro derretido

para unir las piezas.

y cada ser humano desde entonces,

porta cicatrices doradas,

insustituibles,

invaluables,

que definen su ser.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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