Agradecimiento

Acabo de leer que el agradecimiento puede tener un efecto positivo en nuestras relaciones con otras personas.

Por Dona Wiseman

 

En nuestros procesos personales hemos puesto mucha atención en fomentar una adecuada autoestima, en apreciar nuestros talentos y ver todo lo que hemos podido hacer en la vida.  Usamos frases de motivación.  Visualizamos éxitos.  Nos echamos porras.  Determinamos dejar de compararnos con otras.  Buscamos la autoaceptación de nuestro físico, nuestras aptitudes, nuestra historia, nuestros malestares, y la gente que nos rodea y son cercanos.  Hacemos las paces con el entorno y nuestra cultura.  Examinamos nuestro sistema de creencias y nuestras conclusiones sobre la vida.  Llegamos incluso a procurar que nuestros hijos no tengan las mismas experiencias “negativas” que hemos tenido y que crezcan de otra manera.

Creo que en muchos casos se nos ha olvidado algo importante.  La gratitud.  Acabo de leer que el agradecimiento puede tener un efecto positivo en nuestras relaciones con otras personas.  Creo que hay algo antes y más básico aún.  Ser agradecidas es un estado interno, una actitud de vida como lo es el amor y la satisfacción.  Se vuelve un estilo de vida.  Yo la comparo con una especie que se puede poner a la vida tal y como las ponemos en la comida.  Sal, pimienta, picante, limón y gratitud.

El agradecimiento se define (en Google – ¿dónde más?) como el sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia quien le ha hecho un favor o prestado un servicio y por el cual desea corresponderle, y la gratitud se define como un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o se recibirá.  Para mí la gratitud es pariente de lo que un maestro mío explicaba en alguna ocasión y que yo relacioné con el asombro.  No me asombra recibir algo, sino que me asombro ante la sensación que aporta el recibir lo que otra persona o la madre naturaleza o la entidad que yo llamo Dios ha decidido regalarme.  Desde atención a cumplidos a ayuda a atardeceres a reconocimiento a aceptación.  Me considero honrada de recibir tanto.  Pienso incluso que mi estilo de vida es resultado de haber recibido, y mucho, incluso de mi misma.  Genética, crianza, cultura, oportunidades, aprendizaje (o bien aprehendizaje – así con “h”), bienes materiales, trabajo, enseñanzas (y enseñar no es lo mismo que aprender), amistades.  Sí, he recibido mucho.  Y he dado mucho también.

Hace un par de días escuché la sugerencia de usar la frase “bien recibidas” cuando alguien da “las gracias”, en vez del típico “de nada” que parece minimizar, sin necesidad, el esfuerzo que alguien ha hecho.  Yo doy libremente y por decisión propia.  No doy para recibir agradecimiento ni nada a cambio, y sin embargo recibo el agradecimiento con gusto.  Recibir y agradecer no son mutuamente incluyentes y no tendrían por qué serlo.  Mi reflexión es que así como trabajamos tantos temas en nuestro proceso personal, igualmente podríamos considerar nuestra habilidad de ser agradecidas, de vivir la gratitud.  Creo que eso cambiaría mucho nuestra actitud ante la vida.  ¿Intentamos?

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS