Simplificando

Cualquier cosa que tenga que ver con niños pequeños será, al menos en algún nivel, un caos.

Por Kim Dewey

 

A veces más, a veces menos, pero definitivamente la llegada de niños a la familia ¡pone de cabeza todo! Rutinas, espacios, planes y tiempos.

Tengo una hija de 4 años y un hijo de 5 meses, mamá full time, intentando retomar mi trabajo desde casa, y -entre el kínder, salidas, planeación de comida, dar la teta y la movida de la hora de ir dormir- en la búsqueda de un estilo de vida más sustentable, creativo y simple en familia.

Con mi primera hija vivíamos en el sur de México: salíamos caminando a comprar tortilla y pan, íbamos a bazares y tianguis para intercambiar, vender o comprar de segunda mano. La comida siempre fresca, la mayoría local, y por las tardes, cualquier día era día para tomar un chocolate caliente y salir a escuchar la marimba.

Con la llegada de mi segundo hijo, viviendo en Buenos Aires y ahora como mamá de dos, me di cuenta que tenía que hacer un esfuerzo consciente si quería hacer y compartir con mis hijos esa forma de vida relajada y sencilla que me hace sentir tan bien.

El secreto, descubrí, es simplificar. Dentro del caos, la velocidad y los cambios, volver siempre a lo simple. Simplificar para maternar sin prisa y en contacto con mi intuición, para disfrutar de lo cotidiano, para vivir el día a día presente, para conocer de cerca los ritmos de la naturaleza y a su vez explorar la ciudad siendo parte activa de los cambios que queremos ver como ciudadanos.

Esto es lo que quiero compartir con mis hijos, no importa en dónde estemos, la magia de lo simple. Aquí comparto solo algunas prácticas sencillas para simplificar el día a día con niños:

Primero lo primero, ser ejemplo para los chicos empezando en casa:

  1. Crear espacio.

Regala/saca/tira todo aquello que ya no te guste/quede/funcione. Fríamente y sin drama. Quédate solo con aquello que uses, necesites, te guste y disfrutes. Practica el desapego y aprende a soltar con agradecimiento. Menos, es más. Como lo describen The Minimalists: “…no se trata de tener menos y menos; sino más bien, se enfoca en hacer espacio para tener más y más: más tiempo, más pasión, más experiencias, más crecimiento, más libertad…”

  1. Organizar.

Marie Kondo, autora del libro “La magia del orden” lo resume así:  El verdadero propósito de la organización es vivir en el estado más natural posible. Tal cual, una vez que empiezas a poner cada cosa que has elegido conscientemente en su lugar, la sensación de bienestar es casi instantánea y eso se contagia.

  1. Consumir responsable.

Compra local siempre que sea posible. Prefiere calidad a cantidad. Se consciente de cada cosa que compres. ¿Lo necesitas? ¿Lo vas a usar? ¿De dónde viene y quien lo hizo?

Entrando en el mundo de los chicos: Simplifica su ambiente, rutinas y hábitos:

  1. Haz limpia regular de ropa/juguetes.

Es inevitable que con niños en la casa se acumulen cosas: calcomanías pegadas por todos lados, juguetes, muñecos, calcetines sin par, marcadores secos, etc…Hacer limpia regular de juguetes y ropa es un must. E igual de importante, reducir el consumo, no llenes a los chicos de juguetes. No los necesitan.

 

  1. Deja tiempo libre y elige las actividades extra de tus hijos cuidadosamente.

Los niños necesitan tiempo para aburrirse, tiempo sin planes, sin agenda, tiempo para idear e imaginar. Minimiza las actividades planificadas. Si va a hacer alguna actividad extra escógela a consciencia, ¿Realmente le gusta? ¿Lo disfruta? ¿Se siente feliz? Observemos y escuchemos de cerca a nuestros hijos para saber identificar sus habilidades y gustos y así acompañarlos mejor en su crecimiento.

 

  1. Olvídate del fast fashiony juguetes tiliche.

Compra ropa y juguetes de calidad que usen y usen, ropa que pase al hermanito, primos o amigos. Lo bebés no necesitan mucho. Un bebé que no camina no necesita zapatos ni jeans. Y los niños no necesitan vestirse como adultos, ni veinte mil juguetes, necesitan ropa cómoda y tiempo libre para jugar, ensuciarse y trepar árboles.

 

4.Ten comida sana a la mano y come tranquilamente con tus hijos.

La mejor comida es la más sencilla y en buena compañía. Ten siempre fruta a la mano y para una comida saludable exprés: que en casa no falte aguacate, tostadas de maíz, frijoles molidos, y verduras cocidas como brócoli o betabel. Comparte la magia de preparar y disfrutar los alimentos.

 

Siempre hay formas de simplificar. Observa tus días y rutinas. ¿Qué cambios puedes hacer para hacerlos más ligeros? Sé flexible, suelta cargas y expectativas. Guarda menos cosas y agradece más. Crea más espacio, más tiempo, más belleza, más momentos compartidos. Cuando recordamos y valoramos lo que realmente importa, se vive el caos y desorden inevitable de criar personitas con más calma y felicidad. R

Kim Dewey

Mamá, yoguini, diseñadora y viajera de corazón. Criando despacio. Lo que me inspira: mi familia, la naturaleza, la magia de lo cotidiano.

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