Yo sí sé lo que quiero de cenar

Por Dona Wiseman

Leído por allí: “No soy como otras mujeres, yo sí sé lo que quiero de cenar.  He estado pensando en ello desde que comimos.”

La idea que las mujeres no sabemos qué queremos es uno de tantos estereotipos que manejamos como sociedad.  Encontré una lista:

  • Tienen que ir guapas.
  • Su afición preferida es comprar.
  • No sirven para las ciencias.
  • Saben cocinar bien.
  • Tienen que cuidarse.
  • No son lógicas.
  • Tienen que cuidar del hogar.
  • Deben cuidar a los hijos.
  • Son pasivas.
  • Son emocionales y lloran mucho.
  • Hacen trabajos en donde están a las órdenes de un hombre o donde tienen una relación con niños: secretaria, educación, enfermería, etc.
  • No son tan fuertes como los hombres.
  • No pueden ser heroínas.
  • Necesitan de un hombre para realizar trabajos complicados.
  • Son más sensibles que los hombres.

Efectivamente algunos de estos estereotipos no está tan presente hoy día, pero parece que seguimos atorados en la diferencia entre un rol y lo que significa ser mujer (o ser hombre). El rol es la función que una persona desempeña en un lugar o situación.  El rol de “ama de casa” o de “jefa de familia” o de “anfitriona” o de “histérica”, cualquiera lo puede tomar.  No importa si es hombre o mujer.  El rol de “maestra”, “princesa”, “cazadragones”, o “Robin Hood”, igual lo puede tomar cualquiera.  Pero entonces, ¿qué significa ser mujer?

En respuesta a esta pregunta, el internet nos bombardea con más roles estereotipados:

“Ser mujer es ser madre, hija, esposa o amiga.  Ser mujer es entrega incondicional y amor incondicional. La mujer es un ser humano antes que todo, antes que madre, hija o esposa. Ser mujer es vivir en una lucha constante, dar vida y dar sentido a Ia vida.”

Yo no sé Uds., pero no me va esa definición.  Y no por ello soy menos mujer.  Permítanme seguir indagando.

El Siglo de Durango dice:

“El significado de ser mujer va más allá que el del milagro de dar vida, o de vivir por el amor, es todavía más espiritual pues las damas están llenas de instintos, misterio, incertidumbre y también de éxito, fuerza y pocas veces se rinden en comparación con los hombres.”

Tampoco quiero definir mi ser mujer por comparación con los hombres.

Entonces, ¿qué quiero?  Quiero ser quien soy y no ser limitada en mis roles.  Esto significa que si decido ser ama de casa, estoy en todo mi derecho de vivir mi feminidad así a pesar de la opinión de personas que contemplen que ese rol no es vigente.  Significa que si quiero ser presidente del país y vivir desde allí mi feminidad, así sea. La energía femenina y el ser mujer (u hombre) no están determinados por roles, sino por el ser.  Soy mujer.  Peleonera, dicen.  Fuerte, dicen.  Que nunca me rindo, dicen.  Obsesiva, dicen.  Dura, dicen. Distante, dicen.  Independiente, dicen.  Determinante, dicen.  Cuestionadora, dicen.  Y sí, yo sí sé lo que quiero cenar.  Sé a cuál restaurante quiero ir.  Sé qué música me gusta.  Sé qué quiero tomar.  Sé qué tipo de ropa me gusta y cómo prefiero mi cabello.  No uso maquillaje ni paso horas en un salón de belleza.  Me gusta consentirme, pero quizás no de la manera que estereotípicamente se espera.  Hay muchas mujeres con quienes comparto mucho de estas formas de ser y hay otras que son muy distintas.  Qué bueno.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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