ELEGANTE CASUAL

Por Dona Wiseman

 

Nunca he sido muy buena para vestirme de gala, ni formal, ni para “oficina” o “negocios”.  Cuando tenía 16 años me puse mis primeros jeans, y aquí estoy 46 años después con 7 pares de jeans en mi closet y nada más.  (¡Mentira! Sí hay unas cuantas faldas, vestidos, leggins1 y así, los cuales veo en las mañanas y hago a un lado en busca de los jeans que quiero hoy.)  El punto es que hace unos años, cuando me llegó la invitación de parte de mi maestra a un evento formal para celebrar el aniversario de la escuela y comentábamos en grupo el asunto de la disfrazadera, un comentario de ella que me hizo ver la “formalidad” de otra manera.

Comenté en esa ocasión que yo casi nunca tengo eventos donde tengo que ponerme ropa más formal (seguramente los evito), y que por ende no compraba ese tipo de ropa.  Además, confesé que me sentía poco apta para portar trajes de gala y tacones y todo lo que estaba implicado.  Volteó mi maestra y me dijo, “Pero sí tienes ropa festiva.”

Mi mente sonó como alcancía vacía en la cual los veintes caían libremente.  Ka ching, ka ching, ka ching.  Mi definición de y lo que creía que se esperaba de mí en esos eventos estaba equivocada.  No se trataba de disfrazarme de algo ni de empatar o estar a nivel de alguien más.  Se trataba de que lo que me pusiera reflejara mi participación en un evento con un significado específico para todos lo que participaríamos.  Como dice Carolina en La hoguera (para las que no la han visto – vendrá otra temporada), “De la cabeza a los pies, todos los músculos de mi cuerpo se relajaron.”

Con esta nueva reflexión, los suéteres navideños con luces y música casi adquieren aceptación.  Pero no.  No.  No.  Lo que sí toma sentido es la participación en el ritual.  Vestirme con propósito.  Mostrar el significado que tiene para mí un evento al escoger colores, texturas, telas, estilos, materiales, adornos y demás.

En estos días he recordado este descubrimiento y me he puesto a jugar un poco con ello.  ¿Quiero ser vista?  ¿Toca brillar, apantallar, sobresalir?  ¿Toca que sean otros los que brillan?  ¿Toca ser parte de un grupo?  ¿Toca conformarme a algo acordado?  ¿Toca “ponerme la camiseta”?

Asistí a una cena de gala hace días.  Le pregunté a una amiga (parte del equipo organizador) si era formal.  Ella respondió algo muy a su estilo, y que sabía que yo entendería: Ponte algo que te hace sentirte linda y sexy. Sí, también tengo ropa de esa, por allí, entre los jeans.

 

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1 “Leggins”  – ¿¡en serio!? Mi computadora me corrige la escritura de leggings, y pone leggins – ¿un anglosajismo en el que se deja la consonante doble, pero se elimina una consonante y se toma como la escritura correcta?  ¡Protesto!  Leggings, es leggings, ¡¡¡carajo!!!  Jajajajajajajajajajaja…

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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