Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía…

Por Clara F. Zapata Tarrés

Esta semana me aventuré a mirar una serie de documentales hechos en Brasil que se llama “El renacimiento del parto”… Está en Netflix y vale totalmente la pena cada minuto y cada segundo. Han sido unas 3 horas muy intensas en mi corazón. Cada palabra, cada expresión, cada momento y cada mirada llegaron como una ola que me revolcó y me trajo una inmensidad de recuerdos sobre mis embarazos, mis partos y mis lactancias. Creo que puede ser la voz de muchas de nosotras que hemos tenido vivencias y experiencias a veces llenas de tragedias y miedos, pero envueltas y rellenas de sanación y placer.

Desde el comienzo, podemos escuchar las sabias palabras de Michel Odent que defiende el instinto, la mirada perdida, el trance y sobre todo el respeto a la persona que está pariendo. Pasamos por una serie de testimonios que desgarran el alma y nos enmarcan un momento tan importante como es el parto. Puede ser cesárea o parto natural pero estas horas en las que estamos esperando la llegada del ser que seguramente vamos a querer más que a nadie en el mundo, resultan esenciales, básicas para nuestra historia.

Tantas expectativas que tenemos que a veces son destrozadas y que gracias a solamente algunos, pueden ser superadas y las heridas que nos dejan pueden cicatrizarse por los reflejos de la empatía y el amor. Una experiencia que se sueña mágica, llena de imaginación y fantasía, puede derrumbarse en un par de horas. Pero también cada aliento, cada respiración, cada gemido y cada latido del corazón de ese pequeño ser que mama de nosotras puede retornarnos la paz.

Con el parto, renacemos. Pero el parto también necesita renacer. Renacer de otras maneras. Maneras en las que tengamos la valentía de pedir. Pedir y que nos respeten. Respeto es lo que anhelamos para poder reconstruirnos.

Miramos violencias obstétricas, prácticamente violaciones. Palabras llenas de machismo que nos debilitan. Sombras que nos interrumpen en este andar que requiere de soltura, de llevarnos al placer de parir. Miramos también en otras partes de cada imagen, orgasmos y besos o caricias, amor por todos lados. Incredulidad, logro, naturaleza. Somos mamíferas y nos han obligado a quedarnos calladas. Y la culpa no era ni es de nosotras, ni dónde estábamos ni cómo vestíamos… Sí, aquí también…

Poco a poco y solo en algunos lugares podemos ser libres, gritar y respirar alegremente. Poco a poco. Despacio. Este documental contiene mucha esperanza. Esperamos, esperemos que así sea.

La lactancia puede darnos el sentido, la reconciliación. Nunca el olvido, sí la potencia para ayudar y renacer amamantando. Somos la revolución pacífica pero siempre valientes, luchando porque los primeros minutos de vida de nuestros bebés sean de alegría y protección.

El renacimiento del parto es la voz de todas las que quisimos hacer algo que parecía diferente pero es lo que debería; representa las lágrimas de todas las que trabajamos por obtener los lazos de amor que nos merecemos; habla de todos y todas las que sí quieren cambiar el mundo.

Reconstruyamos y deconstruyamos el parto, respetemos las decisiones y esforcémonos porque cada día, en cada casa, en cada hospital, en cada corazón, la libertad de parir nos abrigue y sea la preferencia. Renazcamos…

Aquí un pedacito… No te lo pierdas…

*”Las opiniones expresadas en este texto son solo mías y no necesariamente reflejan las opiniones de la Liga de La Leche”.

diciembre 1, 2019

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS