DIARIO DE UNA PANDEMIA III

A DOS DÍAS MÁS

Por Miriam Valdez

Miércoles 25 de Marzo 2020.

No sé cuántos contagiados van ni en mi país, ni en mi ciudad… en estos momentos no es relevante para mí. Me he dedicado a tratar de poner mis ideas, mis sentimientos, mi casa –y todos sus integrantes- en orden, aunque sienta que en muchas enmiendas he fracasado hasta el momento. He llevado mi vida entre las situaciones que viví de niña y la que ahora me puedo “costear” yo misma. Entre esas ideas de mis padres que fueron causa de burla muchas veces interiormente (y con mis hermanas) de: “no desperdicies, para qué necesitas eso, hay que planear un menú semanal, recicla los botes de yogurt, con los desperdicios puedes hacer caldos y empandas, para qué necesitas tanta ropa, agarra un libro y entretente.”

Mi día hoy se enfocó en lavar ropa y desinfectarla “correctamente” y tenderla, porque no voy a utilizar la secadora de gas estando a 33°C afuera y porque hay que cuidar los recursos (sí lo hacía porque era más práctico y rápido, lo confieso”). Mi marido por fin me ayudó a poner un tendedero que teníamos pendiente hace como tres años… ¡Qué afortunada soy de tener un maestro de deporte en casa! ¡Qué afortunada soy de tener un patio donde tender ropa, con sol y todo! ¡Qué afortunada soy de que me fascine cocinar! ¡Qué afortunada soy de estar todos juntos!

Mis hijos están felices entrenando con mi esposo y sus rutinas “rudas”, le piden entrenamiento varias veces al día. Disfrutan hacer juntos alguna receta, o simplemente meter al refri una gelatina que me servirá de postre varios días ahora que nos acabamos –por fin-  ese exceso de dulces de halloween y del 14 de febrero. Pero su mamá está queriendo limpiar, desinfectar y ordenar todo…

Intentamos tener esa rutina con mis hijos de colegio y de “deberes del hogar” que hice tan bonita en una cartulina con gráficos y colores…sin embargo, hoy conversando con mi marido, caímos en la cuenta que ellos se estresan, que hagan las asignaturas escolares con gusto y hasta dónde puedan, que convivir juntos preparando una comida es el deber ser. Juntos poniendo una lavadora, lavando trastes, limpiando el patio, jugando pokér por horas, viendo pelis absurdas, jugando nintendo switch (que hasta ahora había permanecido guardado hasta “completar los deberes”)…Mi hijo mayor sigue un tanto molesto y la menor de 4 años llora porque “se le van a quemar las manos por el jabón con cloro”…hasta ese grado perciben éste caos…Nos hemos jactado de llevar una vida sencilla y llena de propósitos genuinos…qué lejos estamos de eso…qué hipócritas hemos sido.

Mis hijos tienen un juego de preguntas (que ahora no recuerdo el nombre) en el cuál dan a elegir entre una opción y otra. Hoy les lancé la interrogante: “¿prefieres poder salir a la calle o no hacer todas esas tareas escolares?”. Se quedaron callados por un buen rato y confesaron no saber qué decidir… ¡pum! ¡Cómo hemos perdido el enfoque!

¿Y sin el coronavirus de verdad toca nuestras vidas? ¿Y si todo cambia drásticamente? Entonces, ante esa premisa, hoy nos dedicamos a jugar con los hijos, a hacer algo de deberes escolares, a bailar, a convivir más de lo normal, a cocinar cosas ricas, a acostarnos a ver las estrellas, a planear un campamento de fin de semana –con nintendo switch y guitarra incluidos para darle gusto a todos- a disfrutarnos sin prisa y naturalmente, como debería de ser, a darle continuidad a ése huerto que hasta el día de hoy era pura diversión y entretenimiento.

Que si el futuro es incierto, y que el temor ronda nuestras vidas junto con la esperanza, nos llevaremos tatuados éstos momentos de disfrutar y valorar los pequeños detalles, aunque física, mental y espiritualmente, requiera de tanto.

Miriam Valdez

Soy mujer, madre de tres, esposa de uno. Licenciada en diseño gráfico, máster en administración, comunicóloga de clóset. Amante de la lectura, de la cocina y de la naturaleza. Escribo desde muy pequeña como una forma de reflexión y expresión sin grandes pretensiones. He llevado mi vida por muy diversos caminos y fases. Inicié una vida profesional en el sector privado alcanzando puestos importantes y decidí dejarlo para vivir mi maternidad más de cerca. A partir de ese momento he emprendido negocios, me involucro en proyectos que me representen reto, ingreso y diversión. Mi búsqueda constante: el balance. Mi mayor satisfacción: ser madre.

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