FATIGA EXTREMA

Por Daniella Monarez

Estoy exhausta.

Tengo 16 horas que no paro.

Desperté sabiendo que mi agenda estaba apretada y por más que me organicé, el día no me dio para más y tuve ganas de llorar:

  • 8 am quirófano
  • 10:30 am entrega de diplomas de mi hija
  • 12 pm piñata de la comadre
  • 14 hrs quirófano
  • 18 hrs ensayo general de la gimnasia
  • 20 hrs salida del ensayo
  • 21 hrs posada administrativa
  • 22 horas de regreso a quirófano
  • 00 horas de camino a casa

No recuerdo si probé alimento o agua, es más, ni siquiera recuerdo si fui al baño.

Cumplir con todo el mundo realmente es agotador, por lo que en mi catarsis de cansancio me invaden millones de preguntas tales como:

¿Qué pensaría mi equipo quirúrgico si un día declino estar en alguna cirugía solo por cansancio? ¿Mi hija se decepcionaría de mi si no la llevo puntualmente a sus actividades? ¿Qué opinaría el coach si no llega al ensayo un día? Y la comadre, ¿entendería que estoy muy fatigada como para ir a una piñata? ¿Y los que me invitaron a la posada, tomarían mi ausencia como una grosería? Y a ver, ¿en verdad tengo que cumplir con todo el mundo?

Y las dudas continúan. ¿Alguien se va a morir o pasará alguna catástrofe si no consumo todos mis compromisos cabalmente?

¿Qué tan válido es hoy en día decir ALTO, estoy cansada, ¡voy a faltar!?  ¿Cómo tomarían los jefes las ausencias por fatiga? ¿Por qué es tan mal visto el agotamiento?

Pero la interrogante que no logra salir de mi cabeza es hacia mi misma: ¿Por qué me permití llegar a tener esa jornada maratónica?

Si, mi trabajo es importante y lo honro demasiado, pero qué tanto vale la pena al final del día no estar con mi hija si el valor agregado a mi cotidianeidad es ella, además de que me extralimité con eventos agregados, y hoy navegando en medio de mi cansancio no logro articular una justificación coherente que me haga sentir mejor.

Me niego a representar a una mujer cansada, la que le entrega la vida a todo y a todos menos a ella. En definitiva es algo a resolver durante el año que está por llegar, pero precisamente así lo empiezo, con planes, proyectos y personas nuevas en mi vida que auguran cosas muy buenas y positivas, y eso me da la promesa de una nueva perspectiva.

Espero que sea así para ustedes querido lectores.

Daniella Monárez

Soy médico general y desde hace un año y medio inicié mi travesía en la residencia para la especialidad de Anestesiología, la que se ha convertido mi más grande pasión. Volví a nacer cuando me convertí en madre de una hermosa niña. Fanática del béisbol, amante de las ofertas y las ventas de segunda. Ando por la vida sin equipo de protección y me encantaría tener la condición necesaria para ser toda una biker. Feliz de respirar, honro cada uno de los días que he vivido y agradezco a Dios que me permita seguir intercambiando oxígeno (qué sería de un doctor sin su frase rimbombante).

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