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MANUAL PARA INCOMODAR AL MUNDO

Por Teresa Meza

Soy mamá luchona.

Sí, de esas que el internet convirtió en meme. De esas que, según el imaginario popular, tienen varios hijos, un celular con funda rosa, uñas largas, y salen en la foto con filtro de perrito mientras el bebé llora de fondo. ¿Te suena? ¿Te incomoda? Perfecto, de eso se trata.

Ser “mamá luchona” no es una elección, es un diagnóstico social. Te lo ponen apenas se dan cuenta de que estás criando sola, que te maquillas, aunque no tengas dinero, que bailas en TikTok mientras haces la cena, o que usas la palabra “yo” en una oración sin mencionar a tus hijxs. Porque parece que, si eres madre, debes desaparecerte. Pero si no te desapareces, entonces eres una irresponsable, una ridícula.

Y claro, no es casual. El constructo de “mamá luchona” viene bien armado para mantenernos en nuestro lugar: calladas, culpables, cansadas. Es el castigo simbólico por habernos salido del guion de la madre santa, sacrificada, blanca, casada y silenciosa. Si no encajas ahí, te toca el otro estereotipo: la que se embarazó “por no cuidarse”, la que “anda buscando quien la mantenga”, la que se ve “muy feliz para tener hijos”. En resumen: la que incomoda.

Lo irónico es que somos justo lo contrario de lo que nos acusan. Porque luchamos. Todos los días. Por mantenernos de pie, por criar sin perder la cabeza, por sobrevivir a trabajos precarios, a ex que desaparecen como magos, a escuelas que nos juzgan, a la culpa, a los domingos eternos, a los cuerpos rotos y al silencio social que nos rodea.

¿Feminismo? Claro. Porque ser madre sin red de apoyo en un sistema que no te contempla también es violencia. Porque cuando hablamos de maternidades desde el feminismo, no hablamos de glorificarlas: hablamos de hacerlas vivibles, compartidas, elegidas. De dejar de romantizar el sacrificio. De poder decir: “Estoy harta”, sin que nos digan que no amamos a nuestros hijxs.

Así que sí. Mamá luchona y con orgullo. Porque no nos callamos. Porque no encajamos. Porque nuestras historias merecen ser contadas sin filtros, sin juicio, sin burla. Porque tal vez si dejaran de reírse de nosotras, podrían empezar a ver todo lo que este mundo les debe a las mujeres que crían.

Teresa Meza: Feminista sin pedegree, Mamá Lushona por decisión (y a veces de puro coraje) acompañante de abortos, emociones y revoluciones. Sobreviviente del sistema, escribo con el cuerpo, la rabia y la risa. Crónicas escritas entre criar, cuidar y tirar el patriarcado con una mano mientras preparo la cena con la otra.
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