Si realmente hubiera seguido al pie de la letra las mil dietas que han pasado por mis manos, ya luciría como un auténtico fideo. Queriendo ser honesta, hablando de dietas he sido un tremendo caso, pues mi mejor amiga muchas veces ha sido la inconstancia… ¿La conoces?
Se hace presente por ejemplo, cuando el propósito es dejar de fumar, en los temas de la activación física, ante la promesa de mantenerse pacientes con los hijos y a la mayoría, cuando de seguir la dieta se trata. Y es que las tortillas de harina son riquísimas ¿a poco no?
Precisamente hace algunos meses comencé a quitar la palabra dieta de mi vocabulario (quité la palabra, no así los planes alimenticios saludables y equilibrados)… así de drástica fui. Me di cuenta que para obtener resultados hacía falta algo más, hacía falta un cambio interno que me permitiera cuidarme digamos, “relajadamente”, necesitaba estar en paz y no histérica contando calorías, me urgía un cambio desde mi interior, convencerme de estar saludable, antes de querer estar en talla cero… créanme que sí se puede, sí pude. Y claro que es bien válido querer bajar de peso y tallas (es más, yo quiero) pero desearlo desde otra perspectiva, que sean otros los motivos, allí es cuando cambia todo.
La clave para que mi amiga incómoda desapareciera, fue la motivación, basada entre otras cosas, en disfrutar no solo al comer, sino al hacer la comida, salir a caminar al parque o hacer rutinas de ejercicio que me hicieran sentir bien, sin dolores ni molestias, pero sobre todo, fue la motivación al descubrir que muchos de mis achaques disminuyeron y otros más desaparecieron y eso, créanme, provoca una inmensa felicidad.
Lo que antes era un círculo vicioso negativo, poco a poco se convirtió en algo así como un círculo saludable, lleno de energía, de entusiasmo y ganas para continuar. Me siento feliz con mis logros hasta hoy (visibles y no visibles), me cuido, me acepto, me quiero, me consiento y no, no soy talla cero… ni quiero serlo.
Te lo recomiendo
Desde hace como tres años comencé a utilizar el agua oxigenada como desinfectante de frutas y vegetales. Es el único agente germicida que se compone de agua y oxígeno solamente y es seguro de usar siempre y cuando sea ese que compramos en la farmacia.
Utilizo unos 10ml. (aprox. 2 cuacharadas soperas) por cada litro de agua y dejo en remojo unos 10 minutos. Es súper económica y limpia tus alimentos de cualquier pesticida y gérmenes. Otra opción es poner la dilución de agua oxigenada en un atomizador y simplemente rociar las frutas o vegetales.
Jesu Hernandez
Hola Juany me encanto el tema de hoy, yo tampoco soy talla cero lo fui algun dia jajajaj pero hoy por hoy no es lo que añoro, despues que tuve a mi hija y todo el proceso antes de tenerla subi mucho de peso cuando por fin la tuve en mis brazos me avoque a ser mama 24/7 y me relaje por completo (yo diria que bastante) Hoy ya no quiero ser talla cero pero si quiero estar sana estar saludable para mi y para mi familia eso es lo que quiero, tengo unos kilos de mas pero bien ganados, no definen quien soy, porque soy un ser humano hermoso y unico 🙂 saludos comaye.
Juany
Esa es la clave comaye: cambiar el chip y dejar de querer estar como a los 20 (porque ya no tenemos 20??)
Gracias por comentar ☺️?