Mi hijo llora por cualquier cosa

Por Dennis Charles

 

Mi hija mayor es muy sensible, ante cualquier cosa que le llega a incomodar, reacciona con llanto de manera muy fácil; debo de admitir que para mí ha llegado a ser frustrante y en ocasiones, mi respuesta ha sido el de decirle “no es motivo para que llores, no exageres”.

Todos los niños son diferentes; mi hija, por ejemplo, es muy sensible y el llorar es la manera en cómo ella suele expresar sus miedos, decepciones, frustraciones y enojo; sin embargo, muchos niños pueden llegar a utilizar el llanto como una manera de obtener atención, poder, venganza o simplemente porque tienen un sentimiento de insuficiencia y de que no son capaces.

A veces, nosotros los adultos somos los responsables de agravar más esta situación cuando creemos que somos nosotros los responsables de solucionar el problema de nuestros hijos. Tenemos que cambiar primero nuestra actitud hacia el llanto, permitiendo que nuestros hijos sientan y lloren. Si nuestro hijo es sensible, debemos aceptar su personalidad tal y como es y nunca tratar de cambiar su forma de ser.

¿Y qué podemos hacer cuando nuestros hijos lloran por cualquier cosa?

  • Primero tenemos que tener mucha paciencia y no reaccionar con comentarios como “no seas llorón” “qué exagerado, eso no es razón para llorar” “nadie te va a querer sí lloras por cualquier cosa”. Si en ese momento tú te sientes enojado y frustrado por el llanto de tu hijo, lo más recomendable es alejarte hasta que puedas manejar el llanto de una manera positiva y amable.
  • Escucha atentamente a tu hijo, ayúdalo a identificar sus emociones “te sientes frustrado porque no puedes abrocharte tus zapatos”; esto hará que tu hijo se sienta comprendido y valorado.
  • Ofrécele un consuelo y dale un abrazo hasta que se sienta mejor. Dile de manera amorosa que es difícil solucionar los problemas si estamos demasiado alterados o enojados. Puedes invitar a tu hijo a realizar actividades para que se calme y cuando esté más tranquilo, volver a intentar lo que estaba haciendo (respirar, cantar, bailar, etc.).
  • Invítalo a que busque una solución para lo que está atravesando; coméntale que, si necesita de tu ayuda, te lo haga saber.
  • Nunca lo compares con sus hermanos o con los demás.

Si cambiamos nuestra actitud ante el llanto de nuestros hijos y los motivamos a que traten de buscar cómo solucionar sus problemas por sí mismos; los niños podrán aprender que está bien sentir lo que sienten y que pueden manejar sus sentimientos de una manera más adecuada. Debemos de recordar que el llanto, junto con la risa, son un proceso natural y saludable que los niños utilizan para aliviar el estrés y para comunicarse.

Dennis Charles

Mamá de dos niñas, psicóloga con Maestría en Aprendizaje y cognición y especializada en neuropsicología infantil, certificada en Discipline Positive Parent Educator y en Encouragment Consult.

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