CUANDO EL MIEDO SE CUELA EN MI CABEZA

Por Alex Campos

No sé si te pase, a mi si.
No sé si te has sentido así como te voy a confesar que me siento muy a menudo.
¿Cuántas veces he leído que el miedo se usa para vencer los obstáculos que nos hacen sentir pequeños?
¿Cuántas veces me he dicho “a lo que más le temo más lo haré para demostrarme que no hay miedo que me gobierne”?
Aún con estas terapias personales que me doy de vez en cuando, el miedo llega muy seguido y te puedo confesar que ya ni toca la puerta, se siente parte de mi casa, entra sin hacer ruido y si yo no lo enfrento y lo corro me toma por sorpresa y termina gobernando cada uno de mis pensamientos.
Todos le tenemos miedo a la pérdida de un ser amado, a un cambio de vida drástico, a una separación física de alguien a quien amamos, a la enfermedad, a la falta de recursos económicos. Y la lista podría continuar, desde situaciones muy generales hasta miedos personales que pudieran incluso definir nuestra personalidad.
Pero aquí va, esta es mi confesión.
Confieso que mientras más años tengo más miedo siento, mientras más consciente soy de lo que vivo o no vivo, más viva estoy, más  siento, más pienso.
Y si en ocasiones has dejado que el MIEDO defina tu rumbo como a mi me ha pasado, sabrás entender que ese verdugo te provoca una confusión de sentimientos entre que te deja pensar que puedes sacarlo de tu vida pero que de ser así podría haber un caos.  Es buen actor, finge ser buen consejero, un amigo cauteloso, pero en realidad es controlador y manipulador.  Gran enemigo de los sueños.
Así que, luego de algunos añitos de convivir con este implacable verdugo, que le encanta rondar por mi mente he ideado algunas estrategias para sacar al enemigo de casa.  He aprendido a usar ese miedo y controlarlo hasta donde yo me sienta cómoda y confiada.
Y tal vez te preguntes ¿y una persona miedosa a qué tanto puede temerle?
Amiga mía, siéntate y tómate un café.
Miedo a tomar el camino que muestre riesgos de caídas, si puedo decidir decido el camino liso y derecho.
Miedo a cumplir sueños que puedan parecer alejados de lo que me toca vivir, emprender un negocio, destacar, iniciar.
Miedo a perder personas que forman parte de mi vida de alguna manera ¡y lo sorprendente es que a veces esas personas son sólo personajes ambientales en vida!
Miedo a emprender vuelo pues me asusta la caída.
Miedo a no cumplir expectativas, cuando la única expectativa que debe preocuparme es la mía y por supuesto primero la de allá arriba.
Y así podría seguir.
Así que cuando éste inquietante inquilino se cuela a mi ser, lo detecto inmediatamente, si comienza a hacer ruido yo le hago guerra con pensamientos positivos más ruidosos. Me hago como que escucho, puede que gracias a él pueda medir cuáles son los límites sanos de mi decisión o sueño, lo utilizo.  Si detecto que está dirigiendo por completo mi mente, lo simbolizo como un accesorio, que no me gusta y no me combina, simulo que lo quito de mi cuello cómo si fuera un collar apretado y lo tiro lejos de mi. Lo sé, si alguien me ve haciendo todo este ritual, seguro diría…”algo no anda bien con esa mujer.”
La verdad es que somos seres humanos con un mundo interior que nadie conoce por completo, incluso, nosotros mismos vamos intentando decifrarnos a lo largo de lo vivido. Lo increíble de SER, EXISTIR es que nosotros decidimos qué somos, nos podemos construir y poner piezas sólidas para edificarnos, las experiencias vividas nos dan una esencia pero nosotros terminamos la obra maestra.
Como decía mi abuelita: ”Dónde manda capitán no gobierna marinero”. Somos capitanes de nuestro propio barco, podrá haber tripulantes que quieran abordar y unirse a nuestro viaje, pero sólo el capitán decide el rumbo .
noviembre 30, 2018

Alex Campos

Lic. en Comunicación por la Universidad Del Valle de México. Conductora en diferentes facetas, actualmente presentadora de noticias. Apasionada de la escritura y enamorada del arte de ser mamá. Mamá de Samantha, José Antonio y Rafael.

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS