AVENGERS EN EL RANCHO

Por Dona Wiseman

 

Sentí algo muy especial cuando vi esta foto.  Mi amigo toma y publica muchas fotos muy creativas.  Él ve mundos enteros en un charco de agua y la felicidad en los ojos de un perro.  Ve la injusticia en el mundo y la sufre.  Es aficionado a la literatura, la política, la música y la vida.  Bueno, creo que decir aficionado no es suficiente.  Realmente es un profesional en todo lo que hace.  Es un hombre talentoso y sensible.  Seguramente, como yo, piensa demasiado.

Él tituló esta foto:  Avengers en el rancho.  No sé qué ve él en su foto, pero yo veo algo que vivo en estos días, la sensación de estar a la expectativa de lo que sigue, de lo que toca, de tener un propósito y un lugar.  En esta foto veo una manera de vivir, continuamente lista para lo que sigue.  Veo hormigas, cada una haciendo su parte dentro de la estructura de su sociedad.  Veo abejas con sus trabajos específicos.  Veo la interdependencia de los niveles sociales y la necesidad que tengo de otras personas.  Mi estilo de vida depende de la dedicación de la señora que me ayuda en casa, del contratista que casi me adivina los estilos que deseo en mi casa, del respeto que mis hijos muestran ante mis decisiones, actividades y la manera en que manejo mi tiempo.  Depende de clientes que se acercan para sostenerme en mi profesión.  Depende de amistades que comparten y conviven conmigo.  Y depende del tendedero y las pinzas para poder a veces levantar la vista y ver más allá de ellos.  Las pinzas y el tendedero saben su lugar, al igual que las nubes, el cielo y las montañas.  Ninguno de ellos intenta ser otra cosa ni cumplir con otro propósito.  Están tranquilos siendo lo que son y gozan de su existencia, porque una existencia se goza siendo exactamente lo que somos, y solamente así.

Cuando estaba en secundaria un maestro nos preguntó si sabíamos por que una piedra era más feliz que un ser humano.  Los chicos nos quedamos todos con miradas de…bueno, eran los 70, y supongo que pensábamos que al maestro se le habían pasado los toques.  Pero anoté quizás la primera de muchas verdades que traigo en mi corazón.  Dijo: Una piedra es perfecta y es perfectamente feliz porque no intenta ser más que eso, piedra.

En esta fotografía veo colores y felicidad, contentamiento y satisfacción.  Veo sonrisas y convencimiento, seguridad y aceptación.  Veo intensidad y tranquilidad.  Y yo deseo vivir así:  en calma con quien soy, haciendo lo que tengo que hacer cuando lo tengo que hacer, sin negar mis colores ni intentar tomar los que no son míos.  Quiero festejar los colores de los demás, recreándome en ellos y siendo complementaria.  Es bueno cuando tomamos cada uno nuestro lugar.  Cada lugar es bello, digno, especial y único.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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