COSAS QUE VENGO PENSANDO

Por Dona Wiseman

Han surgido muchas contemplaciones en estos días, particularmente un nuevo auge en la preocupación por la seguridad, en el caso específico de las mujeres que andamos solas en tránsito de un lado para otro usando medios de transporte varios.  Lo primero que comentaré es que no compartiré publicaciones que no tienen un origen claro.  Algo que recibo en un grupo, que viene de otro grupo y de otro grupo, que lo envió la prima de la amiga de la comadre, y que no aparece en noticias o no tiene bases claras, no es algo que me animaré a compartir, ni será un motivo para que yo movilice esfuerzos propios.  Habiendo dicho eso, que suena quizás muy frío, diré que me di a la tarea de considerar lo que me parecen esfuerzos válidos para intentar asegurar la integridad de las mujeres.  Y es momento de decir que creo que la seguridad no es tema solamente de las mujeres, aunque sí sé, admito y reconozco, que hemos (quizás junto con los hombres gay) sido más vulneradas y vulnerables que los hombres en general. 

Me parece muy buena la iniciativa de negocios y restaurantes-bares que ofrecen su espacio como lugar seguro en el momento en que alguna mujer se sienta vulnerable o en peligro.  Dijo una amiga que ese derecho de sentirnos seguras tendría que ser en cualquier lado y sin cuestionamientos.  Estoy de acuerdo, tal vez todos los estemos.  Pero ésa no es nuestra realidad, ni nunca ha sido.  Este mundo está lleno de todo:  bueno y malo, seguridad e inseguridad, suavidad y violencia, machismo y feminismo (ambos mal interpretados y aplicados), generosidad y avaricia.  Esto no va a cambiar pronto.  La naturaleza humana aún no evoluciona lo suficiente.  Mi naturaleza aún no evoluciona lo suficiente.  En eso estoy.  Supongo que tú también. 

También, ayer, yo personalmente usé un recurso que me resultó valioso, otra mujer.  El peligro de la vida no siempre está afuera.  Hay personas que se acercan a nosotras, cada individuo (hombre o mujer) con sus intenciones.  Hacía un par de días que un hombre coqueteaba conmigo y decía que quería que nos conociéramos.  No parece una persona “mala”, pero sí tenía yo la inquietud de si él fuera capaz de buscar una amistad y de saber, entender y respetar límites.  No temía violencia de ninguna manera, pero sí esa típica insistencia incómoda que no desea escuchar el “no”.  En lo personal me da flojera.  No tengo ningún problema con tener más amigos.  Tampoco tengo problema con pensar tener más amantes.  Sí tengo problemas con la insistencia.  (Un hombre me preguntó una vez, tras mi “no”, si lo que él quería no importaba, si solo importaba lo que yo quería o no. La pregunta se me hace muy válida, pero es tema para otra columna.  Séase suficiente aquí con decir que para bailar el tango se requieren dos.) 

Con la presencia de este hombre en estos días, decidí preguntarle a otra mujer, quien en redes sociales aparece con sus “likes” en las publicaciones de él y quien es una mujer que respeto, qué opinión le merecía él.  Quería saber qué sabía ella.  Y ella me contestó, abiertamente, sinceramente, sin dar información que no supiera de seguro, pero con toda honestidad en cuanto a lo que ella sí sabía.  Yo no creo que todos los hombres buscan X o Y, ni que todos son iguales.  Entonces se me ocurrió usar un recurso, así pudiendo decir un sí o un no con más conocimiento y consciencia. 

Las invito a compartir recursos y a ser recursos.  Las invito a no participar en amarillismo y a revisar hechos si se puede.  Las invito a no satanizar a los hombres en general.  Las invito a no esperar un mundo perfecto donde no hay, pero sí a participar en construir un mundo cada día mejor. 

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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