EMOCIONES AL BORDE

Por María Hernández Escalera

Una vez pasamos Semana Santa en un pueblito de Texas, por negocios de mi esposo. 

No había nada: dos restaurantes mexicanos a 15 minutos, un 7 Eleven a 25 y un Walmart a hora y media.

Debes saber que me estresa mucho manejar y todo lo que necesito está a 2 km a la redonda de mi casa, carretera ni hablar. 

Pero un día mi esposo se quedó trabajando y se me hizo buena idea tomar a mis hijos de 2 y 3 años, para explorar el rumbo e ir a buscar Walmart (sin GPS porque no hay internet).

Iba yo súper feliz, siguiendo todas las señales en la carretera, pero al más pequeño se le ocurrió empezar a llorar sin razón y sobretodo sin control. Me pasé la salida correcta y frente a mi había un montón de subidas, bajadas y vueltas, no sabía qué camino seguir y Emilio no dejaba de llorar.

Me orillé y en lugar de tratar de calmarlo, me desesperé y lo regañé como si fuera un niño grande. Seguí manejando y acabamos entre ranchos, vacas y caballos sueltos, hasta que vi el bendito letrero azul de Walmart y me sentí aliviada. 

El camino de regreso fue un poco más sencillo, porque los dos durmieron siesta. Mi esposo notó mi cara de estrés al llegar y nos invitó a cenar. 

Fuimos a uno de los restaurantes, pedí una tostada de pescado y una margarita gigante. Además de que estaba enorme, tenía muchísimo Tequila. 

En la primer etapa de mi margarita empecé a morir de la risa, luego me sentí un poco mareada, luego me enojé porque mi esposo reía y al final lloré a mares porque le había gritado a Emilio.

Nunca había pasado por tantas emociones en menos de una hora, me quedé súper traumada. 

Estos últimos días me he sentido así todo el tiempo: estoy muy feliz, muy estresada o triste. No he logrado encontrar mi equilibrio en estos últimos días y obviamente eso está mal.

Estoy segura de que sobretodo las que somos mamás de niños pequeños y además somos emprendedoras, estamos al borde. 

Por eso me puse a aterrizar un plan para que no sólo logremos sobrevivir, sino que además logremos sobresalir en nuestro trabajo:

  1. Aprovecha el fin de semana para trabajar. Con tu esposo al cuidado de los niños, podrás enfocarte en las tareas más difíciles o que requieren mayor concentración.
  2. Ponte horarios: para la escuela, para el trabajo, pero sobretodo para descansar.
  3. ¡Habla! Expresa como te sientes y pide ayuda. Siempre estará tu esposo, tu mamá o una buena amiga para escucharte.
  4. No te frustres si no llegas a tus metas. Celebra que luchaste por ellas, respira y vuelve a intentar.
  5. Rodéate de personas positivas y que sobrelleven todo mejor que tú, lo que menos necesitas estar con alguien que también la está pasando mal.
  6. Haz un date con tu esposo, manden a los niños a dormir temprano y cenen algo especial juntos.
  7. Elige tu película favorita, una buena botella de vino, deja a tu esposo con tus hijos y desconéctate unas horas. 
  8. Come saludable, la comida rápido y las consecuencias en kilos, pueden hacer que te sientas aún peor.
  9. No hagas nada, el arte de no hacer nada es el más difícil de dominar. Disfruta, descansa, desconéctate y olvida tus responsabilidades.
  10. Juega como niña, involúcrate en los juegos de tus hijos, sus risitas son la mejor terapia.

Tú puedes con esto y más, si llegas a sentir que necesitas ayuda profesional, no lo pienses dos veces. Dejemos de normalizar dejarnos como última prioridad en la lista y cuidemos más de nosotras.

Te mando un abrazo y te recuerdo que pronto todo va a estar bien.

Maria Hernandez Escalera

María ama las ventas y el Marketing Digital y es Cofundadora de Domiina Group. En su taller online Reto28 trabaja con mamás emprendedoras para acelerar sus ventas explotando el poder de las Redes Sociales. Visita www.reto28.com.mx para descubrir cómo Reto28 te puede ayudar a impulsar tus ventas en menos de 30 días sin invertir en publicidad.

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