LLEGÓ PARA QUEDARSE

Por Dra. Daniela Monarez

Para quienes esperan que pase la contingencia para olvidarse del famoso virus les tengo una noticia: el coronavirus llegó para quedarse. No va a desaparecer mágicamente ni mucho menos, es más, a ciencia cierta nada de lo que sabemos de él es absoluto.

Algunas de las modificaciones que hemos hecho desde que llegó serán permanentes, otras no tanto.

En el caso de la anestesiología, mi área médica, se ha tenido que revolucionar mucho en los manejos y así en general en la medicina desde hace casi ya 6 meses, sin embargo no es mi intención hablarles de la protección personal que se requiere para manipular una vía aérea, no obstante la vida tanto dentro de quirófano como afuera  seguramente no regresará a como la conocíamos, si esto es bueno o malo, la única opinión congruente que encuentro es que no hay nada que juzgar.

En un inicio se pensaba que las adaptaciones a la contingencia serían temporales, pero ¿qué pasaría si éstas fueran permanentes? Porque a estas alturas espero te hayas dado cuenta que el cubrebocas ya pasó a ser un accesorio cotidiano tal cual un reloj o un par de aretes.

Imagina un mundo en el que saludar de mano o beso sea parte de la historia, ¿qué tanto ha cambiado nuestro lenguaje corporal con la mitad de nuestro rostro cubierto, y con ello la mitad de nuestras expresiones?

Cada pandemia nos ha dejado alguna enseñanza, con la influenza aprendimos a estornudar en el pliegue del codo, con el VIH-SIDA el manejo correcto de productos sanguíneos, a usar preservativo, etc, y así podría mencionar algo “positivo” de cada enfermedad que nos ha hecho temblar.

Y en cuanto a la vida cotidiana ¿qué cambio en nuestro estilo de vida valdrá la pena adaptarlo a permanencia? Zapatos en la entrada, lavado de manos constante, distancia social, etc.

Yo diría que (omitiendo los ataques a personal de salud recientes) nos hemos vuelto más respetuosos. Hace algunos años una señora con gripa llegó a hacer spinning en la bici al lado de la mía, además cerró las ventanas porque “estaba resfriada y no quería enfermarse más”, aunque parezca chiste no lo es, hoy espero que esa misma señora respete cuando esté enferma y se quede en casa.

Talvez también ya nos dimos cuenta de lo dañino que era nuestro consumismo, ya sea hacia el planeta o a nosotros mismos. Hoy no tiene sentido tener en el clóset un bolso de mano de piel exótica si estamos aislados, ¿cierto?

Lo que sí ha valido la pena ha sido el “respiro ambiental”,  el tiempo en casa, disfrutar a la familia, porque finalmente este confinamiento fue un regalo! ¡Home office, que sueño hecho realidad! Lo sé, habrá personas que se quedaron sin cabello por lidiar con niños, casa, desinfección, todo en un mismo sitio, sin embargo hubo otros que encontraron la inteligencia emocional suficiente para disfrutarlo al máximo, después de todo, la contingencia es temporal… dicen.

Entonces la pregunta sería, ¿con qué nos quisiéramos quedar de esta experiencia histórica? Tanto el sistema de salud como el educativo están pasando por uno de los retos más grandes que jamás hubieran imaginado. Nosotros los doctores aprendimos a tratar pacientes vestidos como astronautas con el miedo siempre presente de ser contagiado o de ser el contagio, algunos compañeros decidieron salirse de casa para proteger a la familia, otros le entraron a atender pacientes aún y cuando ni siquiera era parte de su rama. Lo que yo veo en todos éstos actos es una bondad extrema, un amor enorme a la profesión, porque la mayoría fue la que siguió dentro de los hospitales, aún y con todos los riesgos que ya conocemos. ¡Un aplauso a todo el equipo de salud!

Me da gusto ver cómo hoy se toma en cuenta más a los valores de vida que al 10 en la boleta de calificaciones, tales como valentía, empatía, caridad, humildad, entereza, amor. Logramos ver a la educación como un concepto diferente, con esta generación de niños educados en casa, tal vez en unos años se reduzcan índices de delincuencia, hijos abandonados, gente grosera etc. Porque como padres tuvimos la oportunidad de “maternar” y concientizar a nuestros hijos de lo que importante, de lo que la lista personal de prioridades y valores debiera tener y al final del día también ha sido una bella oportunidad estar más tiempo con los niños en casa.

Y finalizo con el siguiente cuestionamiento ¿cual será la enseñanza que ésta pandemia tiene para cada uno de nosotros? ¿cuál es la tuya?

NES.

Daniella Monárez

Soy médico general y desde hace un año y medio inicié mi travesía en la residencia para la especialidad de Anestesiología, la que se ha convertido mi más grande pasión. Volví a nacer cuando me convertí en madre de una hermosa niña. Fanática del béisbol, amante de las ofertas y las ventas de segunda. Ando por la vida sin equipo de protección y me encantaría tener la condición necesaria para ser toda una biker. Feliz de respirar, honro cada uno de los días que he vivido y agradezco a Dios que me permita seguir intercambiando oxígeno (qué sería de un doctor sin su frase rimbombante).

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