EL ROMPIMIENTO

Por Mónica Sosa

Hoy se cumple un año que la rutina familiar cambió, se reinventó de golpe porque así lo decidí después de haber intentado, luchado, dando segundas, terceras y cuartas oportunidades, después de haber pedido perdón innumerables veces e intentar hacerlo bien por enésima ocasión. Cambiamos de ser una familia de tres juntos a otra diferente.


Esta vez no hubo miedo a seguir sola, no hubo razones para intentarlo de nuevo, al contrario, sabía que sería duro y muy difícil (me quedé corta al imaginarlo), pero estaba segura que está vez era definitiva.
Vi en los ojos de mi pequeña hija la enorme responsabilidad de hacer las cosas bien, de buscar la felicidad  de todos los involucrados porque definitivamente el estar juntos no garantizaba nada.


Consideré en 2 minutos todas las posibles soluciones en esta situación y me llevaban a donde mismo, terminar el matrimonio, modificar las metas a futuro y seguir. ¿Me equivoqué al decir que sí 10 años atrás? Nunca, lo que si hice bien al final fue aprender.


Dicen que la vida te da lecciones, y si no las aprendes, te las repite una y otra vez y honestamente estaba bastante cansada de repetir la lección y seguir reprobando, pero ese día, ese día me di cuenta que en realidad no todo fue mi culpa, que las relaciones son de dos, los rompimientos también. Agradezco enormemente la gota que derramó el vaso, me hizo comprender que ese vaso estaba lleno desde mucho tiempo atrás.


Existieron días donde toqué fondo, y como no había más, la única opción era subir y lo logré, con una red de amigos impresionante, el amor de mi hija y mi familia, tomada de Dios y terapia.  Hubo otros en los que quería mil explicaciones, hasta que llegó ese día, donde no necesité más, no necesitaba saber el ¿Por qué?, ya había trascendido al ¿Para qué?.¡Gracias, gracias, gracias!.  Sané mis heridas, reacomodé mis prioridades y fluyó el tiempo, el espacio, la vida; descubrí que todos somos el vehículo de alguien más para seguir adelante y este capítulo tenía que terminar y era nuestro “vivieron felices”.

Hoy cuento una historia diferente, en un año contaré una nueva, la de ahora tiene aún más amor propio, amor por los demás y triunfos.

Monica Sosa

Nací y crecí feliz en Parras, Coahuila. Tuve que cambiar de ciudad por una mejor oferta académica y poder desarrollarme profesionalmente a la ciudad de Saltillo, Coahuila, donde actualmente vivo. Soy Ingeniero Industrial y de Sistemas, soy emprendedora y me apasiona escribir y compartir lo que la vida, el amor y la maternidad me han enseñado, mi vocación favorita es ser mamá de Camila.

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