Corre que te alcanzo…

Por Clara F. Zapata Tarrés

Con enorme agradecimiento a mi amiga y compañera…

Todo parecería indicar que con estos tiempos distintos la vida se volvería más lenta. Siempre quejándome de la rapidez, de no tener tiempo para hacer muchas otras cosas con las que soñaba.

Imagino hoy a una mamá amamantando y trabajando desde su casa y mi empatía se cultiva cada vez más por ello. Debe ser agotador y al mismo tiempo una gran fortuna poder abrazar a tu bebé cuando nunca lo imaginaste. Estar separados más de 8 horas diarias, antes de la pandemia, debió ser un gran reto. Hoy, es otro, pero con abrazos, besos, apapachos y leche materna.

Mi vida en particular, se ha ido más bien rápido de unos meses para acá. En lugar de estar pensando qué hacer me he dado tareas para estar ocupada y quizás estoy llegando a mi límite. Decidí que de hoy en adelante, lo tomaré más tranqui. Entre noticias, escuela, baño, desayuno, comida, ejercicio, entretención, convivencia, hamaca, montañitas de libros, imágenes, jardín, limpieza, orden, cuadernos, música, hijas, marido, gatos, cena, Netflix, trabajo voluntario, canas, ojos con ojeras, no baño, pies cansados de no caminar, fríos en mi espalda, entusiasmo desbordado por hacer hacer hacer, justo me di cuenta que necesito parar un poco.

Ayer lo decidí. No sé cuánto dure. Me fui a mi closet y empecé a sacar las sábanas y cobijas que quería ordenar desde hace tiempo. Jerarquicé, acomodé por tipos, de calor, de frío y tenía unas bolsas “especiales” que estaban arrumbadas desde hace varios meses (o años!) y fue una mañana simbólica. Orden. Disciplina. Estructura. Lo que me ha faltado en estos casi 9 meses. Ayer la gota se derramó del vaso. Cometí algunas omisiones, errores que hicieron sentir mal a mi amiga y compañera y ni siquiera me di cuenta hasta que ella me lo hizo ver. Cada error tiene su explicación pero esto no impidió que ella se sintiera así por mi culpa… De hacer tanto, ya una se da cuenta que no hace mucho, o que las cosas no salen tan bien y me equivoco o puedo herir a alguien por mi propio desorden o desmadre interno, sin quererlo. Mi closet era mi reflejo.

Mi papá me enseñó que el trabajo es el motor de todo, o casi todo. Mi mamá me enseñó que habría que aspirar a ser independiente casi, a toda costa. Después de intentar observarme desde afuera, veo que sí puede ser esto pero que también puedo respirar sentada tranquila. Estaba muy ansiosa y mágicamente ayer que hice ese trabajo aparentemente insignificante de ordenar un espacio de 3 x 3 metros, sentí alivio. Bajo esa sombra maternal y paternal logré despejarme.

Y realmente siento admiración por las que logran hacerlo con bebés. Siento la obligación de hacer un homenaje a estas personas y hacérmelo a mí misma. Hoy y mañana escucharé un poco más, haré una cosa hasta terminarla y no 1000 cosas a medias o con errores. Hoy y mañana aceptaré que me puedo equivocar y pedir perdón y reconocer que no puedo cumplir con todas las expectativas planteadas. Espero poder practicarlo y que tú también lo logres.

octubre 27, 2020

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

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