NO ME PARECE

Por Miriam Valdez

No me parece que me feliciten por mi género un 8 de marzo, no me parece que no se comprenda que hoy se conmemora un hecho histórico que fue un parte-aguas en la historia, y no el hecho de existir como especie. No me parece que se desvíe el enfoque enviando flores.

No me parece que se aplauda el hecho de que la mujer pueda votar y tenga cierta injerencia en la vida actual, cuando es sabido de sobra que ocupa solamente algunos lugares en el ámbito político, en la ciencia, en la medicina, y que estamos muy lejos de lograr una equidad de género genuina en cuanto a oportunidades se refiere.

No me parece que existan hoy en día mujeres que pidan permiso a sus parejas para hacer uso del dinero de casa, de cómo vestirse, para salir, para ir con cierta gente, simplemente para actuar. No me parece que se le exija tanto como profesionistas o a aquellas emprendedoras que “se entretengan con su negocito”, pero que tengan que seguir cargando con el peso de la casa y la crianza de los hijos.

No me parece que se siga maltratando a la mujer, que se le vea como encargada de la vida doméstica exclusivamente, como objeto sexual, que la sigan matando y violentando sin piedad por haber nacido mujer.

No me parece que mis hijos varones se percaten de una desigualdad que no habían presenciado en casa al estar escuchando constantemente que las mujeres tal o cual, al estar conmemorando un día, al llegar y preguntar por qué las mujeres no podían votar o porqué no van a ir a trabajar un día como “protesta”…no me parece que un día llegaron de la escuela diciendo frases como “gritas y/o pegas como niña”…no me parece que mi hija diga frases como “puedo hacer muay thai y jugar futbol, aunque soy niña”.

¿Qué estamos enseñando en casa, directa e indirectamente? ¡No me parece que sigamos machacando el tema y hacer poco al respecto realmente!

El cambio debe ser de fondo, desde casa, en cada acción, en cada pensamiento que arremete hacia nosotras mismas, en la forma de educar a los hijos, en la forma en la que nos desenvolvemos diariamente, en lo que permitimos y en lo que aceptamos.

Levanto la mano hoy por las que ya no están y por todas las que seguimos aquí, por mis sobrinas, por mi hija, por las que vienen: dejemos de hablar y empecemos a actuar desde la raíz, desde el hogar. No más machitos, no más feministas radicales, no más mujeres violentadas, ni sobajadas. No más.

Miriam Valdez

Soy mujer, madre de tres, esposa de uno. Licenciada en diseño gráfico, máster en administración, comunicóloga de clóset. Amante de la lectura, de la cocina y de la naturaleza. Escribo desde muy pequeña como una forma de reflexión y expresión sin grandes pretensiones. He llevado mi vida por muy diversos caminos y fases. Inicié una vida profesional en el sector privado alcanzando puestos importantes y decidí dejarlo para vivir mi maternidad más de cerca. A partir de ese momento he emprendido negocios, me involucro en proyectos que me representen reto, ingreso y diversión. Mi búsqueda constante: el balance. Mi mayor satisfacción: ser madre.

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