MI MUY CONOCIDO IDEALISMO

Por Dona Wiseman

Nunca le des una oportunidad a un feo, luego te trata como si la fea fueras tú.

Hmmmm…¿esto explica la actitud de mujeres que ven con desprecio a otras?  Me refiero a que, si yo veo con desdén a una mujer por su forma de vestir o su físico o su manera de vivir, ¿eso refleja la manera en que me veo yo?  La frase implica que, si yo salgo con un hombre feo, él intentará hacerme sentir fea.  O eso entendí.  ¿Volvemos a aquello de si nos juntamos con fracasadas, seremos fracasadas, o cuando menos vistas como fracasadas? 

Desde siempre sabemos que tendemos a juntarnos entre “iguales”, con personas que resuenan con nuestra manera de sentir, pensar, actuar, opinar.  Tal vez es verdad que requerimos esos espacios para sentir aceptación y pertenencia. Quizás también sea cierto que algunas personas se “juntan” con otras que ven como “más” para retarse a ser “más” ellas también.  O que algunas de nosotras nos rodeamos de gente que es “menos” para sentirnos más chingonas. 

Puesto en palabras, así impresas, todo suena algo torcido, pero si examinamos la manera en que hacemos nuestras manadas y sororidades y etc., creo que encontraremos que tenemos tendencias obvias y muy válidas de escoger a nuestras amigas, pero que hay otros factores escondidos y mucho menos conscientes que usamos también.  

Me viene a la mente una situación clásica de los grupos de chicos y chicas en la preparatoria (y antes y después) que se forman por clase socioeconómico, por moda, por gustos en música, por promedio de calificaciones.  En mis tiempos y en mi cultura, hasta por grupos étnicos.  Y ¿qué tal la situación de una divorciada o de una soltera dentro de su “grupo” de amigas?  No me digas que no pasa nada.

Recuerdo a un hombre que me platicaba los esfuerzos que él hacía para mantener su lugar dentro de un grupo de amigos, todos ellos muy exitosos, para sentirse exitoso.  “No. ¡Cómo crees!  Ellos no tienen idea de que yo no tengo el nivel que tienen ellos.”  Bueno, supongo que, si en algún momento fueran a su casa y así, bueno, ¿qué sé yo?

Vuelvo a la frase y pregunto, ¿Qué pasa si encuentro a un hombre guapo que me trata como guapa?  ¿O un hombre sensual que me trata como mujer sensual? A mí me ha pasado, y aunque creo que mi sentir – si me siento fea, guapa, sensual, exitosa, etc. – depende más de mí que de un trato que recibo, ser tratada como guapa y sensual me va bien.  Con trato y sin trato, me reflejo en la vida, mi vida, en el mundo y en los demás.  Dicen por allí que el mundo no es como lo vemos, sino que es como somos. 

Y, antes de que alguien de Uds. lo haga, comento que sí me han dicho que pienso así porque soy guapa, exitosa, bla, bla, bla.  Me han dicho que veo todo a través del cristal de una mujer que tiene todo resuelto. (Suena sonora carcajada y un, “Evidentemente no me conocen muy bien que digamos.”)  Yo veo un mundo, personas, que hoy se sienten bien y mañana no saben si tal vez todo se irá al carajo en un soplo.  Veo personas que se miran en el espejo hoy y dicen, “Eso chingona”, y mañana ven cansancio y años.  Veo personas a quienes les cuesta y les ha costado lo que hacen y lo que tienen, que viven en esfuerzo constante, con excepción de los días y momentos en que la energía no da y se tienen que refugiar en el “no hacer nada”.  Veo belleza en caras de cansancio y fortaleza en la vulnerabilidad.  Y siempre, siempre, doy el beneficio de la duda.  Eso es lo que vivo yo. 

Pero hay algo más que no puedo dejar de lado.  ¿Aún en tiempos en que estamos pugnando por un cambio en los cánones de belleza y para que nuestras niñas no desarrollen las distorsiones en la autoimagen que muchas hemos sufrido, seguimos pensando en términos de feo y bonito?  Hay personas que me parecen atractivas y otras no.  Claro.  ¿Pero de eso a declarar que porque alguien no me agrada visualmente es fea?  ¿Es real que seguimos allí?  Yo y mi muy conocido idealismo…

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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