¿LEÓN O RATÓN?

Por María Hernández

En algún punto de mi vida conocí a un personaje al que, para fines prácticos, llamaremos Fabio.

Fabio era un empresario exitoso, tenía una esposa bellísima y talentosa, en su carrera profesional ganaba premios y reconocimientos internacionales. Él representaba todo lo que yo quería lograr algún día, mi admiración era total.

Me casé, me salí del mundo laboral y perdí el rastro de Fabio. Seis años después, me lo encontré en el aeropuerto de la Ciudad de México, platicamos un poco e intercambiamos teléfonos.

Acordamos vernos y me llevé una sorpresa: Fabio se había divorciado, ya no le interesaban los premios ni los reconocimientos y andaba de suggar daddy de una de sus empleadas, 20 años menor que él. Y aquí inserto una aclaración, que usamos mucho en mi pueblo: “pero pues cada quién, quién soy yo para juzgar”

En realidad, elegí contarte hoy esta historia porque hay varios aprendizajes detrás: platicando con él me di cuenta que se sentía vacío y sin propósito, no estaba motivado ni tenía claro el rumbo que quería tomar en su vida.

Cuando fue mi turno de platicarle sobre mi vida, le conté que mi esposo y yo vivíamos de nuestras rentas, habíamos logrado diseñar nuestra vida de manera que nuestros gastos fijos fueran cubiertos por ingresos pasivos. Me sorprendió bastante cuando respondió: ¡Debe ser difícil mantenerte con ganas de trabajar!

¡Estaba en shock! ¿Dónde estaba su ambición? ¿Qué mentalidad era esa? La conversación con Fabio dio vueltas en mi cabeza durante varios días y después de analizar un poco lo que me contó, me di cuenta que estos son los errores que pudo haber cometido:

  1. No tenía amigos, se había rodeado de empleados más jóvenes que él. En ese pequeño circulo era el más adinerado y exitoso.
  2. No tenía claro qué quería hacer con su vida, por lo tanto, le era imposible fijarse metas y mantenerse motivado.
  3. Ante su nueva pareja él era lo máximo, no tenía que esforzarse por avanzar. Él la podía llevar por unos tacos de camarón y ella iba a estar deslumbrada.

¿Has escuchado la frase cabeza de ratón o cola de león? A mi me la dijo una amiga una vez y nunca se me olvidó, significa: que es mucho mejor ser el líder en algún circulo pequeño, que ir detrás de otro líder en un gran círculo.

Y sí, hay mucha gente que se siente más cómoda siendo la cabeza de ratón; el problema es que, si el círculo en el que te mueves gana menos dinero que tú, vas a empezar a pensar que eres el rey. Pierdes de vista todo lo que hay más allá y sobre todo te dedicas a jalar a los demás hacía arriba, en vez de que alguien te jale a ti. Ves la realidad de tu circulo y llegas a creer que no necesitas nada más, porque en cierta manera estás mejor que todos ellos.

Yo, prefiero ser cola de león. Aprender de la grandeza de los demás, ver qué es lo que hacen para avanzar y sobre todo descubrir todo el tiempo que hay mucha más riqueza de la que alcanzo a imaginar.

Realmente somos la suma de las personas que nos rodeamos, algunos no están dispuestos a vivir en la incomodidad de no estar a la cabeza. Eso a largo plazo, termina por matar todas tus aspiraciones.

Ten mucho, pero mucho cuidado de los círculos que eliges y sobre todo aprende a disfrutar la incomodidad de rodearte de personas más exitosas que tú.

¡Te mando un abrazo!

Maria Hernandez Escalera

María ama las ventas y el Marketing Digital y es Cofundadora de Domiina Group. En su taller online Reto28 trabaja con mamás emprendedoras para acelerar sus ventas explotando el poder de las Redes Sociales. Visita www.reto28.com.mx para descubrir cómo Reto28 te puede ayudar a impulsar tus ventas en menos de 30 días sin invertir en publicidad.

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