ULTIMATUM DE MADRUGADA

Por Dona Wiseman

A las 2:45pm en domingo me senté a tomar la segunda taza de café.  No, no he desayunado.  La verdad es que no tengo ganas de comer.  Solo pienso.  Pienso en una pregunta que me hizo un hombre hoy a las 3am.  Exigió un sí o un no.  Dije que no, muriéndome por decir que sí.  Pero hay momentos de vida en los que el “no” es sensato y real, a pesar de no ser deseado.  En esos momentos el “sí” viene con “condiciones”, así como ese tipo de pregunta viene cargado de expectativas, reglas, demandas, órdenes, y más.  Sé que a veces decimos que sí sin estar conscientes de toda la carga implícita.  En este caso, yo sé exactamente lo que implicaría ese sí.  La verdad es que no tengo como sostenerlo.  Entonces confesaré que he pasado un buen de horas deseando que las condiciones fueran distintas para poder “estar”.  No son, ni serán distintas.  No creo. 

Una contemplación lleva a otra.  No es el único ultimátum que la vida me está poniendo en estos días.  He observado como ciertas áreas de mi vida se han hecho trizas.  Tal vez exagero un poco, pero sé que me toca reconstruir.  No quiero volver a armar todo de la misma manera.  No tengo la intención de recoger los pedazos y ponerlos donde mismo.  Reconozco que hay cosas que están inevitablemente alteradas y que jamás serán iguales.  Entonces vuelvo a aplicar el Kintsugi a la vida.  Kintsugi es la técnica japonesa de reparar objetos rotos con oro líquido.  Como filosofía plantea que nuestras cicatrices cuentan nuestra historia, la historia de lo que hemos enfrentado y superado por medio de la aceptación, la comprensión, la determinación y el tiempo.  Espero que mi “no” cuente como oro, porque necesito mucho oro hoy.  Sé que va a dejar una cicatriz tremenda, una que tal vez hasta termine siendo otro tatuaje.  Tengo que reorganizar mi mente, a la vez que reacomode la casa, el trabajo, las finanzas y las relaciones.  ¡Caray!  Será un trabajo titánico.  Cuando menos así parece. 

Al ver una foto de mi hija que está ahora en Israel como parte de la selección mexicana de tochito participando en un torneo mundial (que hoy me entero llevará a los primeros 8 equipos a la contienda de EEUU en 2022 y luego a la posibilidad de participar en los juegos Olímpicos de 2028), reflexioné que el triunfo se define de muchas maneras y que la determinación y la pasión se ven en muchos tipos de miradas. Hoy tomo a Pam, así como la veo en la foto (y a toda la selección mexicana de tochito junto a las selecciones de todos los países) como recordatorio del trabajo que va a requerir mi reorganización.  En estos días me he dado cuenta de que sí sé lo que quiero, y sé diferenciarlo de lo que quisiera.  Inhalo, exhalo.  Lo que quiero en este momento de mi vida va a costarme un poco de esfuerzo.  Me dijeron hace días que lo que sigue en mi vida no será tan fácil como aparentemente han sido las cosas para mí hasta ahora.  Lo que no sabe la persona que me lo dijo es que nada me ha sido fácil nunca.  Sé que a veces parece que sí.  Más bien estoy acostumbrada a trabajar.  Soy lenta a veces y desorganizada, pero sí trabajo. 

Empecé el día respondiendo que no a una pregunta.  Eso ya ha sido suficientemente duro para hoy y estoy preparando la olla de oro derretido.  Prepararé suficiente para compartir.  Pero no es lo único que sucedió hoy.  También se abrió una posibilidad que me entusiasma mucho.  ¡Y la función de lucha libre de esta tarde fue excelsa!

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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