Por Dora Berlanga
Antes de que nacieras te soñé sentada en la tierra a las faldas de una montaña, una niña de mirada fuerte y mirabas hacia arriba para poder empatar tu mirada con la mía, en mi sueño sabía que algo pasaba con esa niña. Después, durante el embarazo le preguntaba al doctor si todo estaba bien y me decía que sí, todo bien. Pasó el tiempo y en las últimas dos semanas dejaste de crecer, quizá algo andaba mal pero no había mucha certeza en los estudios que me realizaron, y llegaste de pronto en un entorno incierto y sí, hay que reconocerlo ¡había temor, mucho temor!
Pasaron los meses y también pasaron muchas lágrimas andando de doctor en doctor sin encontrar un diagnóstico, todo salía normal sin embargo tu desarrollo era lento y había una aparente debilidad en ti. Debilidad que resultó ser completamente lo opuesto, pues eres un ser lleno de fortaleza, tenacidad y resiliencia, que de forma sorprendente ha sabido lidiar con la adversidad que se manifestaba de diversas formas en tu pequeña vida, una de ellas fue cuando un doctor dijo “tu hija no va a caminar”.
Hoy después de casi 5 años de buscar doctores e intentar una y otra vez caigo en cuenta que esa niña de aquel sueño sentada en la tierra y después sentada en el piso de la sala que giraba su cabeza para ver pasar a sus hermanos corriendo, ya no es tu realidad. Hoy puedo decir y escribir que la adversidad ha sido nuestro mayor poder.
Por eso hoy escribo este artículo para compartir a quienes deseen recibirlo que la adversidad llega a nuestras vidas para refinar nuestro ser, para pulirnos y sacar lo mejor de nosotros que está oculto justo detrás de ese dolor, limitaciones o resistencia ante determinada situación.
Está en ti decidir cómo responder ante la adversidad, sea cual sea la forma en que se manifieste: un divorcio, una pérdida, un negocio que no funcionó, una traición, sea cual sea la situación, avanzar y transformar tu realidad. Empieza por aceptar tu dolor, reconociendo tus temores, identificando tus expectativas no cumplidas para poder soltarlas y continuar agradeciendo lo que si hay, lo que sí es hoy, sea como sea, para poder a partir de ahí continuar y construir dejando que ese dolor que quema por dentro CONSUMA TUS TEMORES Y TODO LO QUE NO FUE PARA DARLE LA BIENVENIDA A LO QUE SÍ ES Y SERÁ.
En las situaciones adversas además de dolor se puede llegar a sentir mucha frustración, también un tipo de vergüenza o humillación interior, por lo que hiciste o no hiciste, pero sobre todo hay mucho enojo y temor a la incertidumbre. Tener la valentía y a la vez la humildad, ambas en la misma dosis 50-50, para identificar ese enojo, temores y expectativas no cumplidas te ayudará a gestionar proactivamente esa adversidad, lo cual no es un trabajo fácil y es ahí donde muchas personas se quedan estancadas, convirtiendo esa adversidad en sufrimiento en vez de crecimiento y aprendizaje.
Sentir todo lo anterior está bien, es humano, simplemente es parte del proceso y parte de lo que te llevará a conectar con tus potencialidades, que están justo detrás de ese dolor, del enojo y de la culpa inconsciente perfectamente disfrazada que hoy te limita.
El dolor que genera esa adversidad solo tiene dos caminos, el que te muestra la verdad de tu Ser conectando con tus dones y potencialidades, te libera de temores y te hace darte cuenta de tu gran capacidad y fortaleza. O bien puedes decidir tomar el camino que se convierte en un constante sufrimiento que quema por dentro y te consume hasta apagar tu alegría, consumir día a día tu energía y tu confianza en la vida y ser un árbol seco que no da fruto.
Cuando algo nos duele mucho solemos vivir pensando en el pasado, lamentándonos por lo que no fue, o lo que no hicimos y a la vez temerosos o ansiosos por la incertidumbre del mañana, y esto es lo que más drena energía y confianza en nosotros mismos y en los procesos de la vida, por esto es importante recordar que una determinada situación, condición o enfermedad no define tu vida ni mucho menos define tu Ser, eso sólo un momento que si te entregas por completo a vivir ese preciso momento, es decir permitirte sentir todo sin etiquetarlo, simplemente sentir, enfocando tu tiempo y atención en el presente te darás cuenta que la carga disminuye y tu confianza y habilidades para sobrellevar la situación aumentan y encontrarás los aprendizajes inmersos en esa adversidad.
La clave para salir de una situación adversa está en permitirte sentir tu dolor, perdonarte por lo que consciente o inconscientemente te culpas, pues el error es parte del crecimiento interior, y muchas veces ni si quiera hay un error de por medio, simplemente así tenía que ser, cambiar tu forma de percibir todo tu entorno te ayudará a sanar e integrar amorosamente esa adversidad a tu vida.
Atravesar la adversidad es vivir cada día en la incertidumbre teniendo la plena certeza que todo es para tu mayor bien, y solo hay dos formas de salir de esa adversidad, completamente consumido por ese dolor que quema y achicharrado por el sufrimiento, lo cual generará más situaciones adversas en tu vida, o completamente refinado y pulido por ese dolor que te llevó a desenterrar tus potencialidades y brillar como el sol en cada amanecer. El resultado dependerá de la decisión que tomes, ser valiente y esforzarte diariamente o quedarte ahí paralizado, triste y desconfiado esperando a que el entorno cambie.
Si la adversidad llegó a tu vida SI PUEDES TENER MIEDO, SI PUEDES SENTIR Y PENSAR QUE YA NO PUEDES MÁS, SOLO DECIDE NO QUEDARTE AHÍ, porque créeme que si puedes salir de ese estado, toma tiempo y disposición de tu parte a ESTAR CONTIGO MISMO DURANTE ESE PROCESO para permitirte sentir, sanar e integrar y eso es lo que precisamente te sacará de ahí, todos los días ESFUERZATE Y SE VALIENTE por convertir la adversidad en la herramienta que te ayude a brillar y darte cuenta de lo que realmente eres!
Isabel, el camino que hemos recorrido juntas ha presentado adversidad y hoy por hoy conscientemente digo que lo volvería a elegir, porque gracias a esa adversidad encontré el verdadero amor hacia mí misma y hacia los demás. Gracias a esa adversidad hoy me permito muchísimas cosas que antes no podía, amarme tal cual soy, habitar realmente mi Ser y vivir desde ahí. Muchos no entenderán esto pero con algo de trabajo interior podrían hacerlo, y gracias a todo esto hoy me siento libre sin temor a muchísimas tonterías y cosas que realmente son insignificantes en la vida pero que se roban la energía, tiempo y paz mental de tantos.
¡PARA TI ISABEL QUE ME ENSEÑASTE EL PERFECTO AMOR QUE HECHA FUERA EL TEMOR!
Brenda
Gracias por esta columna, ❤️