DIFERENTES PERO DEL MISMO CLAN

Por Cristina Aguirre

El principal reto en una familia numerosa es que todos los “participantes”, reciban la atención y el tratamiento individual que cada uno ocupa.

Me gusta pensar en nuestra familia como un clan; somos varios individuos multifacéticos con alta gama de biodiversidad pero al fin de cuentas una familia. 

Nos podemos aporrear entre todos; pero métete con uno y te metes con el clan completo. 

Desarrollando el instinto de supervivencia

Al ser tres; los hijos que nos tocó criar (como si nos los hubiéramos sacado en un rifa) ; también nos ahorra mucha metodología ya que se enseñan el uno al otro a encontrar su lugar cómo está ley de supervivencia en la que: “o te pones vivo o te friegan!”

Algo así vivimos todos los días cuando les llamo desde la cocina:

– “¡¡¡Ya está la comidaaaa”!!!  Es como si la casa temblara y llegan todos en manada a pelear su lugar.  

Al principio el grande agandallaba todo y eso ayudó a que mis otros dos hijos aprendieran negociar el lugar; el orden de servirse, ¡y hasta la cantidad!.  (las que somos mamás sabemos que la última albóndiga es la más peleada)

Curioso pero fue su mismo clan el que les enseña a tomar posiciones y establecer vínculos.  Y a la vez me ayuda a conocer un poco más su forma de resolver conflictos. (y saber si en el mundo sobrevive, o se lo van a aporrear más de lo normal). 

La lealtad en esta familia es fundamental

Hace poco en un partido de fútbol; a uno de mis hijos lo “agredieron” verbalmente. Él solo agachó su cabeza y siguió jugando ya un poco cabizbajo. Mi hijo mayor estaba viendo la escena y se para a lado de la cancha; muy en su pose de pecho palomo a lado de su hermano y le dice: “o te defiendes tú  o dime si quieres que yo lo haga”.

El hermanito sonrió y se defendió (muy a su “amable manera”). No ocupó si quiera que yo interviniera. Es decir aprendió y sintió seguridad gracias a su mismo hermano. 

La siguiente regla de oro para llevar una relación sana entre los del clan es entender que todos somos diferentisisimos.  Ni si quiera puedo darles los mismos consejos. 

Antes; pensaba  que lo correcto era tratar a todos por igual y por ende mismas reglas parejas a todos. Tiempo después; descubrí…  que ESTABA EQUIVOCADA.

Mi esposo me ayudó a descubrirlo el día que quiso castigarlos parejo… “¡Los voy a meter a clase de matemáticas!” 

¡Cha-chan! (música tétrica de fondo).  Uno se retorcía como el exorcista mientras el otro parecía que le habían enseñado unos boletos para Disney. Y bueno, la chica ni hablar, creo que le dio igual.

Entonces viendo la alegría de uno de ellos…  irónicamente cambia su postura y dice… -“Entonces de piano”…

El otro vuelve a retorcerse ya casi pegado al techo, mientras que el mismo hermano entusiasta brinca de la emoción: “¡Si papá yo! ¡Yo quiero!… y la menor solo dijo: “ Tu tocas el piano y yo bailo.”

Así que esto de mismas consecuencias… no aplica en este clan y esque son tan distintos, que lo que representaba el castigo (o cese de privilegios) para uno; era un premio para el otro. 

Respetar la forma de ser de cada uno, es un reto.

Yo sufro para comer. La verdad es que comemos acelerados; menos uno de mis hijos (el del piano) y mi esposo.. Tremenda agonía a la que me aferro cuando ya terminamos y ellos van en los primeros bocados… pero los esperamos.

¡Así somos! Y seguimos trabajando la paciencia. 

Apoyo entre los del clan (Tu barrio te respalda).

Solo falta que me hagan huelga. Esos regaños comunales, en los que “nadie lo rompió”, “nadie fue”, “nadie vio”.. y si cae un soldado, seguro están los otros dos, esperando a finalice la charla para ir a ofrecerle el apoyo (o el moche). Cosa que me encanta y me enamora.

Cada uno de ellos siempre buscando su lugar.. en el que se sienten destacados; protagónicos o simplemente encontrar aquello que les gusta o sean afines.

  • Al que le gusta ser reconocido públicamente. 
  • El que necesita que lo noten, pero no demasiado.
  • La que no necesitamos ni reconocerla ni notarla ella lo hace por si sola.

Y así sus corazones… hay cosas que  se me hace muy natural hablarlas con el grande; pero con el de en medio ocupo toda una estrategia de cuidado y de pasos metódicos para llegar a su corazoncito.

En este Jumanji de la vida, donde vamos de nivel en nivel, nos estamos descubriendo; conociendo… y nos queda claro que cada uno de los miembros de esta familia es clave e importantísimo.

¿Qué les puedo decir? Simplemente, amo mi clan.

Cristina Aguirre

Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.

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