Es mi Coco

coco

Quienes me conocen saben que tengo un crush muy intenso con el coco y todos sus
derivados. Con esto les digo todo: Los primeros frascos de aceite de coco eran para
la cocina… ahora hay en cada recámara.

Hace como tres años dejé de comprar cremas corporales, de manos, cremas de
noche y de día, desmaquillantes, exfoliantes y humectantes: todo lo soluciono con mi
aceite de coco; lo utilizo además como blanqueador dental combinado con
bicarbonato de sodio y unas gotitas de extracto de menta o hierbabuena.

En cualquier receta de panqués o “quequitos” que en sus ingredientes lleve algún
tipo de manteca o aceite vegetal, lo sustituyo por el de coco, así de sencillo. Aunque
hay días en que mis hijos protestan por el sabor dulce que dicen que tiene y con
ellos ocasionalmente uso el de aguacate u oliva.

Agüita de coco

Al menos una vez a la semana compro el agua natural de coco (en un puesto de la
calle, no en la tienda) que me encanta por ese súper poder hidratante y refrescante
que tiene.

Los expertos dicen que contiene electrolitos y que incluso previene problemas de
corazón, elimina toxinas del cuerpo, mejora el proceso digestivo y que fortalece el
sistema inmunológico. Lo mejor de todo es que cuesta solo una tercera parte de lo
que cuestan las marcas del súper y que seguramente ya fueron pasadas por algún
proceso de pasteurización a altas temperaturas y quedaron sin beneficios: Un
artículo del Poder del Consumidor hizo un comparativo y la marca Villa de Patos fue
la única que conserva sus nutrientes y propiedades gracias al proceso de extracción
en frío.

Lechada

Cuando voy al puesto de cocos aprovecho y no solo compro el agua, sino también el
coco entero y con ella preparo la lechada, que sustituyo por cualquier otro tipo de
leche de origen animal, que dicho sea de paso, dejé de consumir hace mucho porque
me producía algunos malestares.

Es sencillo de prepararla: simplemente pongo unos trozos de coco en la licuadora,
agrego agua natural, unas gotas de extracto de vainilla, algo de endulzante, paso el
liquido por un colador fino o una bolsa especial para lechadas y listo. Exquisita.
El trío perfecto

Coco, chile en polvo y limón… es sin duda mi trío favorito como snack a media tarde.
Su textura crujiente me mantiene muy entretenida y me quita por completo la
ansiedad de andar picoteando.

Pero algo que desde hace mucho quería hacer son las hojuelas, el coco rallado pues.
El que venden en el súper viene con muchísima azúcar y aunque antes era mi
fascinación, dejé de comprarlo.

Esta semana hice mis propias hojuelas de coco y el resultado fue simplemente
genial: rallé el coco en un rallador convencional (el que se usa para rallar queso), lo
puse 10 minutos en el horno y… es lo máximo.

Al hacer tus propias hojuelas al menos garantizas que no tengan azúcar añadida y
tranquilamente las puedes usar para acompañar la fruta con yogurt, con algún
smoothie o simplemente como una botana si le agregas chile en polvo.

Un esencial

El aceite de coco fraccionado (líquido) funciona también como un aceite vehicular
para aplicar los aceites esenciales diluidos en el cuerpo y prevenir algún tipo de
sensibilidad.

Un poco en la palma de la mano con una o dos gotas de aceite esencial de lavanda o
melisa, es el mejor relajante que existe. Aplica en cuello y espalda y a dormir se ha
dicho.

También lo uso así: En un frasco pequeño puse aceite de coco con 2 gotas de aceite
de lavanda y 2 de incienso y lo aplico por la mañana y por la noche.

Las propiedades de este suero facial son: gracias a la lavanda: desinflamantes,
disminuye la apariencia de arrugas y líneas de expresión. Por otra parte, el aceite
esencial de incienso es astringente y humectante.

Es una maravilla, estoy simplemente fascinada con el coco y todos sus derivados y
todo lo que puedo hacer con él. Como dice el comercial… no lo cambio por nada.

Para leer mas de Juany: Compartiendo Momentos

Juany Almaguer

Con más de 20 años de casada y con tres hijos, sigo en la búsqueda del instructivo que me diga cómo aprender a ser mamá. Creí ser una comunicóloga jubilada, pero NES me trajo de regreso. Comparto Momentos de mis días con mi familia, en mi casa, en mi cocina. Soy yo, así bien normal... como todas las mamás.

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