TIEMPO DE CALMA

Por Elena Hernández 

Han sido semanas cansadas, arduas, de mucho trabajo, de compromisos, visitas, viajes,  reuniones, de preparativos de fin de curso, organizar cumpleaños, piñatas, un bautizo, y de pronto todo se junta, el hogar, los proyectos, las ideas, remodelar la casa, el jardín, empezar la dieta, el ejercicio, y viene a mi mente la lista interminable de actividades pendientes por hacer y me ciclo, me quedo atrapada en la rutina que no me suelta ni para respirar. Busco el momento para acomodar mis ideas, mis ansias de cambio, de renovación, y siento que me come el tiempo. Vivo con el reloj en la mano y todo perfectamente organizado, exprimiendo hasta el último minuto del día, incluso a veces también las noches. Vivimos enrolados en nuestro ritmo cotidiano, nos perdemos haciendo siempre lo mismo una y otra vez, sin darnos cuenta que se nos pasa la vida. Todos tenemos un propósito, un objetivo que nos impulsa a seguir adelante, a ser constantes y a trabajar duro, ya sea una satisfacción personal, la manutención de los hijos, el crecimiento de nuestro negocio o empresa, alcanzar nuestros sueños, trascender; y está bien, está muy bien porque sentados viendo hacia la ventana no lograremos nada. Sin embargo, es necesario tomarnos a veces un tiempo de calma, de respiro profundo, un descanso a nuestra mente y cuerpo agitados, tiempo para leer un cuento, para contemplar la lluvia, asar bombones, cantar “la vaca lola”o el “scoobidoo pa-pa”, un día libre para no hacer nada, para tomar unos tragos o un café caliente con calma, una tarde para simplemente sentir el viento en la cara, hacer espacio en nuestra agenda apretada para cortarnos el cabello, darnos un baño relajante o pintarnos las uñas con calma, caminar, no correr, comer con calma, amar con calma…. hace falta un tiempo de calma.

Elena Hernandez

Nací un soleado día de abril, hace casi 36 años, la mayor de una familia que parece común pero no lo es tanto, llena de personajes interesantes como seguro cada familia tiene los suyos. Arquitecta de profesión, madre de corazón y soñadora por convicción. Hoy dejo la puerta entreabierta para que te asomes un poco a mi mundo, mis vivencias, mis alegrías, mis penas, y descubras conmigo este pedacito de mí antes de que se esfume con el viento.

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