Los hijos preguntones

Por Elena Hernández

¿Cuantas veces te han metido en aprietos tus hijos con alguna pregunta ya sea incómoda o que no tienes la respuesta, que necesitas pensar cómo responder, o qué responder o de plano tomarte la tarde para investigar un poco porque definitivamente ese tema lo desconoces? Y terminas diciendo: “Después te digo, o, más tarde te respondo”. ¡Uf! Miles de veces, y vaya la suerte de aquel apuro porque aprenderemos algo “nuevo” o “redescubriremos” ese tema que vivía empolvado en la memoria de aquel niño curioso que un día fuimos. Tengo hijos muy preguntones, ¿Por qué las montañas de lejos se ven azules?, ¿Cómo se forma el agua?, ¿Qué es el agua?, ¿Dios existe?, si es así, ¿por qué no lo vemos?, ¿A dónde se van los muertos?, ¿Si morimos, volvemos a nacer?, y, si volvemos a nacer ¿otra vez seremos familia?, ¿Cómo nacen los bebés?, ¿Si me pica una mosca, me convierto en mosca?, ¿Si me como todo lo verde, me hago de color verde?, ¿Cómo se sostienen los ojos?, ¿De dónde viene la miel?, Las focas, mamá, ¿Qué comen? – Peces, -le respondo e inmediatamente viene otra pregunta, – ¿y los peces qué comen?, y así el infinito de preguntas que una mentecita inquieta suele hacer. No es necesario tener todas las respuestas, si ello nos impulsa a querer responderles, sólo nos toma un poco de tiempo prepararles la cátedra, y la mayoría de las veces no necesitan una explicación muy amplia, a veces una respuesta corta y precisa es suficiente. Lo importante es que les permitas preguntar, que te muestres siempre interesado y asombrado por la conversación que surge al observar y explorar, sus sueños no tienen límites, dejemos que su imaginación vuele, que hablen de cualquier tema y nosotros seremos los mayores espectadores y en ocasiones los guías favoritos de sus maravillosas vidas.

Elena Hernandez

Nací un soleado día de abril, hace casi 36 años, la mayor de una familia que parece común pero no lo es tanto, llena de personajes interesantes como seguro cada familia tiene los suyos. Arquitecta de profesión, madre de corazón y soñadora por convicción. Hoy dejo la puerta entreabierta para que te asomes un poco a mi mundo, mis vivencias, mis alegrías, mis penas, y descubras conmigo este pedacito de mí antes de que se esfume con el viento.

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