EL TERCER HIJO

Por Cristina Aguirre

 

Tres hijos: para muchos, mucho y para pocos, poco. Para mí: SUFICIENTES.

Un tercer hijo, es experiencia, plenitud, es saber que la vida no es tan compleja, que no tienes que cargar con todo el equipo en la pañalera para poder salir, ni comprar toda la lista enorme del bebé para que pueda SOBREVIVIR.

El tercer hijo, encuentra una mamá sumamente cualificada, escalonadamente yo lo vería así:

Con el primer hijo aprendes, con el segundo refuerzas y con el tercero te relajas… sí, de verdad que te relajas. Te das cuenta que si come tierra, no se va a morir (como dice el chiste, de perdido ya comió algo), si estornuda ya no corres al pediatra, sabes qué puedes darle y cómo detectar un resfriado o un empacho.

Si se pega, revisas la herida y le hablas al doctor y no te vas corriendo ni matando en el carro.

Jamás se me olvidará cuando el primero se hizo una herida, la sangre estaba en el piso, en mis manos, en todos lados, llegamos y nos dice la enfermera “sana sana colita de rana” y le puso un “curita”, que nos costó más de tres mil pesos. Señora, revise las cortadas, límpielas antes de traerlo al hospital. Y yo blanca como cebolla del susto.

Es normal, para los papas primerizos no entender, cómo algunas personas pueden con más hijos, si solo tienen uno o dos y están batallando, bueno precisamente, los primeros dos hijos, son con los que aprendes a ser mamá o papá. Y sabemos que le proceso de aprendizaje; así ya seamos adultos; es difícil y en ocasiones confuso; pedimos muchas opiniones y aminoramos nuestros instintos maternales y paternales.

“No me da buena espina que coma eso” no se lo das. Punto. Cree en ti por algo eres su mamá o su papá. “Últimamente lo veo serio”, tienes razón nadie lo conoce como tú. CONFÍA EN TUS INSTINTOS MATERNOS.

La verdad es que un tercer hijo, ya te encuentra súper capacitada y aunque pareciera que no, también un tercer hijo te encuentra más relajada. Significa que: no genera el mismo estrés y paranoia que el primero y un poco menos que el segundo.

En serio, no lo critico, yo para salir a la esquina, hacía una lista de lo que siempre tenía que llevar en la pañalera, lista que el 95 por ciento de las veces era innecesaria. Ósea que siempre estaba cargando todo por la ciudad, era una tortura subir o bajar del carro, casi como si fuera a viajar.

(TIP: Sabes que hay cosas que también puedes dejar en el carro ¿verdad? Ese sweater por si hace frío, ese biberón limpio extra, la de los cólicos, toallas húmedas para no estarlas cargando etc.) Bájate del carro con lo esencial, un pañal, toallas y si no das pecho pues fórmula y biberones ya con agua. Traer pañaleras pesadas para arriba y para abajo, cansa.

Eso hacen los terceros, como ya no puedes cargar más, aprendes a simplificarte. A seccionar el día, a dejar preparadas las cosas sin andar corriendo, a ser más práctica, porque los otros prácticamente así te lo exigen, pero como ya vas siendo experta en la materia, casi podría asegurarles que sale de lo más natural de tu ser.

Recuerdo cómo discutíamos qué bañera (una carísima que salía agua, controlaba temperatura) bueno, pues la tercera usó una de un centro comercial de plástico (fue lo más cómodo del universo) y aparte de que era más práctica, estábamos sorprendidos por el precio. Con el segundo ya teníamos la carreola, (así que nos ahorramos esa discusión); ¡Ha¡ ¡ y el chupón! ; buscamos los mejores, no hay estupidez más grande que este error garrafal: le compré unos chupones transparentes, no entiendo por qué nadie me dijo: “en la madrugada no los vas a encontrar”, eso sí, estaban brutos, pero resulta que no había en mi ciudad.

Así que cada vez que los perdía tenía que pedirlas al otro lado, (y en lo que llegaban, pues resulta que el bebé sólo quería ese chupón). Ósea que aparte de complicados para conseguir, en la noche imposible de encontrar entre sábanas. Esto aplica con pañales, biberones y chupones, sí aun no eres mamá y estás en espera, compra lo que hay en tu ciudad, si no vas a vivir la tragicomedia que vivimos nosotros.

No es de un día para otro volvernos prácticas, la necesidad lo demanda, así como el embarazo se gesta en etapas, creo que el rol maternal se gestó y perfeccionó en mí, con los hijos (o más bien dicho, la experiencia). Y basta con lo más simple para ser mamá.

Los hijos, siempre son igual de valiosos, igual de amados e igual de especiales, pero cuando nace el tercero, en verdad que disfrutas y gozas la maternidad. Ya no estás aprendiendo, ya no te esta novateando, sabes que tus instintos son de fiar.

Quiero terminar diciéndote:

NO IMPORTA CUÁNTOS HIJOS DECIDAS TENER (SEGÚN TU PLANEACIÓN FAMILIAR RESPONSABLE.)

Si eres mamá primeriza; lo primero que debes entender, es que tus INSTINTOS son naturales, ya tienes el chip incorporado de mamá, relájate y trata de simplificar los procesos, una mamá feliz, cría un hijo feliz, pregunta si tiendes dudas, pero si vas a preguntar, es porque vas a aprender y precisamente así se forma tu criterio de que es lo que necesita tu bebé.

Para las que ya tienen uno, lo más difícil ya pasó. Digamos que ya tomaste el curso básico de “MAMÁS”, jamás va ser igual un hijo que otro, pero la enseñanza básica ya la llevas en el corazón.

Y PARA LAS QUE PIENSAN… ¿TRES? SIN DUDARLO… JAMÁS CAMBIARÍA LA OPORTUNIDAD DE GOZAR LA MATERNIDAD, COMO LO HICE CON MI TERCER HIJO.

Cristina Aguirre

Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.

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