NO TIENES DERECHO A JUZGARME

Por Elena Hernández

Hace unos días fui víctima, una vez más, de la crítica, clásica crítica que sufrimos las madres en todo lugar, incluso, en nuestra propia casa, esa forma “simpática” de juzgar a través de la broma en la que se escudan las más cobardes y ocultas dolencias de aquella gente que se atreve a lanzar las filosas agujas del “en mi humilde opinión….”, “yo que tu…”, “a mi me parece….”, “yo creo….”, “te respeto pero….” y ¡zaz! Te lanzan a quemarropa todo lo que no les parece del modo en que crías a tus hijos, que si “¿porqué los dejas enlodarse? ¡qué barbara!, y ¡descalzos! Pobres niños parecen de la calle sin zapatos se van a dañar sus piecitos y ademas seguro se te enferman; y ¿todavía le das chiche? Uy de seguro ya ni te sale, ni le nutre, es pura agua, eso ya es pura maña, seguro le das nomas para no sentirte mal porque como ya es el último, ¿si es el último verdad? ¿O te vas a aventar el quinto? Ay no, ya parale amiga, ¿no te vas a operar?, y ¿no le has quitado el pañal? ¡guacala! yo al año ya se lo había quitado a mi niño, y el otro apoco ¿se chupa el dedo?, es que de seguro le faltó mamar, ¿no le has dado huevito? Ay dale, no pasa nada, ya que coma para que te duerma toda la noche, o mejor dale un biberón de fórmula, pobre de ti, ¡que lata ha de ser!, ¿porqué le diste el chupón?, y ¿no va al maternal? ¿hasta cuándo lo vas a llevar?, ya amiga, llévalo para que tengas tiempo para ti, y ya no lo amamantes, ya déjale tus chiches al marido, ¡pobre de tu marido! ya las ha de extrañar, y ¿te vas a comer esa pizza con cerveza?, deberías cuidar lo que comes, yo digo que si le afecta todo ese mugre ro en la chiche al pobre niño amiga, yo por eso nomas les di 6 meses y ya a partir de ahí pues he tragado todo lo que he querido, haz como yo, es mi humilde opinión”. Y puedo agregar un sin fin de comentarios de lo más ácidos y fuera de lugar, donde uno además de mantenerse cuerda para llevar la casa, los hijos, trabajo y demás obligaciones, desvelada o trasnochada tenemos que mantener la armonía y amortiguar con serenidad porque si no, quedamos como las locas, todas esas cosas hirientes disfrazadas de consejos y “humildes opiniones”.

¡No señores y señoras, no! No son bienvenidos sus comentarios, las madres no queremos opiniones de nadie, no deseamos ser puestas bajo la lupa como bacteria en laboratorio, no nos hacen sentir mejor, entiendan que para una mamá primeriza todo eso hará poner en duda todo lo que hace, a mi que tengo 4 no me hacen dudar, me hacen encabronar porque simplemente NO SE VALE por 2 razones bien sencillas:

La primera es que NADIE TIENE DERECHO A JUZGAR LA VIDA DE NADIE, ni las decisiones que tomamos, ni los motivos, ni las formas, porque todos tenemos diferentes maneras de ver las cosas, y en la crianza hay muchas variantes que dependen de la época, la educación, la situación muy particular de cada madre y su familia, la información que se tiene al alcance y además no tenemos porque andar dando explicaciones ni justificando cada cosa que hacemos o dejamos de hacer con nuestros hijos.

Segunda y es muy personal, que YO NO LOS JUZGO A USTEDES, soy una persona que apoya siempre las creencias y vida de cada quién, aplaudo y defiendo sus derechos de ser y hacer, si son gays, si son viudos y tienen pareja, si mantienen al marido, si les dan a sus hijos manteca, azúcar y refresco, si los tienen en tal o cual escuela, si profesan religión distinta a la mía, si fuman, si no fuman, si beben, si no beben, si se desvelan, si no se desvelan, si hacen con su vida un papalote, son sus decisiones y están bien, funcionan para ustedes y es maravilloso, dejen de meterse en la mía, respétenme como persona capaz de tomar mis decisiones y sean más empáticos y prudentes, no sólo conmigo, sino con cualquier madre y cualquier persona que merece el mismo respeto que ustedes.

Elena Hernandez

Nací un soleado día de abril, hace casi 36 años, la mayor de una familia que parece común pero no lo es tanto, llena de personajes interesantes como seguro cada familia tiene los suyos. Arquitecta de profesión, madre de corazón y soñadora por convicción. Hoy dejo la puerta entreabierta para que te asomes un poco a mi mundo, mis vivencias, mis alegrías, mis penas, y descubras conmigo este pedacito de mí antes de que se esfume con el viento.

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