HOY SE HIZO HISTORIA

Por Miriam Valdez Sáenz

Hace tiempo no escribía con lágrimas en los ojos. Hace tiempo que la emoción no me vencía, porque he venido dominándola hace un año exactamente que inició ésta pandemia. Hace tiempo no sentía el corazón rebosante de alegría, de amor profundo, de agradecimiento…no sé cómo explicarlo.

Mis padres me vuelven a dar una lección de vida. Ese señor de ochenta y dos y esa mujer de setenta y seis, vencieron la incredulidad, las noticias, y el propio sistema mexicano ante la aplicación de la vacuna contra Covid-19, yéndose a vacunar, soportando cuatro horas su turno, a su edad, venciendo el miedo. ¿Qué los motivó? continuar con una vida digna para poder disfrutar de sus seres amados, de nosotros, su familia, sus nietos. Lo admiro, lo aplaudo y me llena de orgullo.

Hoy mi marido, quién se ha venido desempeñando como funcionario público municipal, se levantó a las 4 am para ir a apoyar a la federación en ésta jornada de vacunación, regresó con los ojos rojos de tanto polvo, con el cubre bocas marcado en la cara por el sol, con el corazón tatuado ante éste hecho histórico. Se sentó a la mesa, comenzó a narrar…se le llenaron los ojos de lágrimas. Pude percibir el júbilo que sentía al contarme cómo veía el brillo en los ojos de cada adulto mayor, cómo vivió el agradecimiento profundo de cada uno, como si les abriese la puerta de la jaula hacia una posible libertad…

Volví a confirmar que luchar vale la pena, que formar parte de la historia de alguna manera activamente, genera otra perspectiva. Que al final todo se basa en un sistema de creencias personales, de convicciones profundas en donde el engranaje es el amor y la acción, más allá de fórmulas médicas, o de verdades y mentiras en torno a ésta pandemia…más allá de cualquier postura ante ésta situación.

Hoy mi niña de cinco años invitó por primera vez a una amiguita a casa. Ella se había brincado esa etapa. Verla actuar fue hermoso: preparó cada detalle para la visita, la ropa que se pondría, la comida que le ofrecería, todas sus pertenencias favoritas para prestárselas. Se abrazaron cuando se vieron, pasaron horas pretendiendo, disfrazándose, jugando libremente, gritando eufóricas. Rompió en llanto cuando su amiga se fue. Me dolió su pequeño gran dolor. Me hizo vibrar su euforia y su gozo.

Salí a caminar al caer la noche, vi hacia atrás hace un año, me hice consciente de mi hoy, agradecí profundamente por existir, por el amor, por esta ciudad que me ha dado tanto, esas montañas, ese cielo, ésta familia, por tanta gente que lucha por sacarnos a flote al resto.

Regresé a regar mis plantas, continué maravillada, las lilas explotan su aroma en ésta primavera que apenas se asoma, un abejorro chupa miel de las flores nocturnas, mis perros se alegran de que esté con ellos. Soy parte del universo. Pertenezco. Hoy fue un día en el que se hizo historia en mi vida: GRACIAS.

Miriam Valdez

Soy mujer, madre de tres, esposa de uno. Licenciada en diseño gráfico, máster en administración, comunicóloga de clóset. Amante de la lectura, de la cocina y de la naturaleza. Escribo desde muy pequeña como una forma de reflexión y expresión sin grandes pretensiones. He llevado mi vida por muy diversos caminos y fases. Inicié una vida profesional en el sector privado alcanzando puestos importantes y decidí dejarlo para vivir mi maternidad más de cerca. A partir de ese momento he emprendido negocios, me involucro en proyectos que me representen reto, ingreso y diversión. Mi búsqueda constante: el balance. Mi mayor satisfacción: ser madre.

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