LA ÚLTIMA VEZ

Por Miriam Valdez Sáenz

Habrá una última vez. Te lo puedo asegurar. Llegará esa última vez que quizás no serás capaz de recordar en el futuro, pero estará ahí. Llegará esa última vez que te invite a jugar sentados en el piso, que te pedirá insistentemente que dejes lo que estás haciendo para explorar juntos.  Llegará ese día en que te diga que ya no quiere más cuentos en la cama, sino que cierres la puerta y lo dejes leer en silencio.

Llegará esa última vez que lo cargues hasta que te duelan los brazos, porque nunca más podrás sostenerlo de esa manera. Llegará esa última vez que te de un beso al bajarse del carro, que corra a treparse en tus brazos en frente de sus amigos.  Llegará esa última vez que te pida que le cantes canciones bonitas antes de dormir, así, con “cariñitos” incluidos. Llegará esa vez que no querrá que abras el cajón de sus cosas, ni que veas sus cuadernos, ni que trates de adivinar sus pensamientos.

Llegará la última vez que le cures un raspón o que acuda llorando a ti porque hay algo que no sabe resolver. Llegará ese día que lo encuentres investigando y resolviendo solo, sin ti.

Llegará la última vez que te busque en la noche porque tiene una pesadilla, o que pida dormirse junto a ti porque se siente ansioso. Llegará ésa vez que tú te vuelvas obsoleta y que recibas un amable y entre líneas -pero tajante como cuchillo- “tú no te metas en esto, tú no sabes”.

Llegará…llegará…y entonces sabrás que el tiempo pasó volando como te lo advirtieron. Que entre monstruos y juegos, tu hijo se hizo mayor, que entre cansancio y constancia, comienzas a saberlo capaz de tomar decisiones en serio, que empiezas a ver cómo se desprende de ti, así, justo como la costra de aquellos raspones… y ahí te quedará esa cicatriz, ahí bien adentro de tu alma, porque te hizo madre, porque moldeaste y puliste una personita que no era tuya, que te la prestaron unos cuantos años, que simplemente fue un instrumento para constatar el milagro de existir.

“Querido Pablo, hoy que te gradúas de primaria, te regalamos eso que dicen por ahí: raíces y alas. Con esas alas vuela, vuela lejos y tan alto como añoras… y con esas raíces, conserva los pies en el piso, pero sobre todo, conserva lo que hemos sembrado en ti para que sepas con certeza quién eres y hacia dónde vas.”

julio 2, 2021
julio 2, 2021

Miriam Valdez

Soy mujer, madre de tres, esposa de uno. Licenciada en diseño gráfico, máster en administración, comunicóloga de clóset. Amante de la lectura, de la cocina y de la naturaleza. Escribo desde muy pequeña como una forma de reflexión y expresión sin grandes pretensiones. He llevado mi vida por muy diversos caminos y fases. Inicié una vida profesional en el sector privado alcanzando puestos importantes y decidí dejarlo para vivir mi maternidad más de cerca. A partir de ese momento he emprendido negocios, me involucro en proyectos que me representen reto, ingreso y diversión. Mi búsqueda constante: el balance. Mi mayor satisfacción: ser madre.

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