Por Mónica Sosa
¿Qué puedo hacer por ti? Cuando lo escuché de mi mejor amigo quedé impactada. En primera nuestra amistad surgió de forma inesperada y naturalmente. Muy seguramente yo le estaba estaba contando una de mis mil tragedias y aunque nuestras profesiones, ciudades, gustos musicales y situaciones son totalmente diferentes es imposible no caer rendida ante esas cuestiones cuando te las hacen repetidamente.
Es difícil contestar la primera vez. Realmente y sinceramente qué decimos cuando alguien nos pregunta: ¿Cómo estás? En mi caso siempre es un: Bien ¿y tu? Aunque no siempre es la respuesta que quiero dar, muchas veces es solo que estoy cansada o pienso para que incomodar con una respuesta negativa o muy positiva, entonces imagínate que te digan: ¿Qué puedo hacer por ti, qué te hace falta? Y que sea genuino, que puedas responder desde no solo el corazón, desde el alma.
Me costó mucho poder decir realmente qué pueden hacer por mí, aún lucho contra eso, porque siendo mamá 24/7, godín, emprendedora, hermana, hija, amiga no estoy acostumbrada a recibir y menos a pedir o responder esas preguntas tan insólitas.
A él hoy le puedo responder con toda la sinceridad del mundo sin sentirme juzgada, aunque imaginé su cara del meme de ¡wey ya! Ustedes saben de lo que hablo, pero así sea pedir que te escuchen, te llamen, te den un abrazo, o nada agradezco esa enseñanza y lo que sigue es compartir y poner en práctica lo que parecieran simples preguntas pero pueden cambiar el día o la vida a quien se las haces. Al principio se sacarán de onda, habrá con quién no puedas hacerlo porque se sentirán ofendidas, pero con una persona que lo valore y lo expanda será más que suficiente. Así que hoy, ¿qué puedo hacer por ti, qué te hace falta?.
