DESAYUNO PARA MI

Hoy fue, es y será un domingo extraordinario algo inusual es que desde que amaneció he estado consciente de cada respiro, cada paso y cada momento, regularmente paso el día de prisa, con horarios, planes, clases, trabajo, y un largo etcétera.

Me amaneció a las 5:45 am, sí, sin alarma sólo con las preocupaciones de la adultez, en realidad es una lesión de espalda que estoy ignorando pero me ganó.

Desperté con hambre como todos los días de mi existencia, la mesa de noche tenía la copa vacía del día anterior de haber cenado en cama pizza, con una copa de un gran Blanc Zinfandel mexicano por supuesto y Mind hunters en la tele, de esos placeres prohibidos que me doy cuando la china no está, porque es regla no comer en la cama, pero nadie le dirá ¿o si?

Pensé en levantarme, hacer un poco de ejercicio, pero solo me metí otra vez entre las cobijas y prendí la televisión, ¡Al fin, es domingo! Después de un rato, mi estómago ganó la pelea y en el camino entre las escaleras y la cocina, ósea dos pasos, pensé los diversos menús que se me antojaban hasta que abrí la realidad del refri y sobre eso decidí: un par de tomates y algunos chiles en agua en la estufa, unas tortillas de maíz en la freidora de aire y aquí otras de mis manías, una carga completa en la lavadora mientras tomaba un baño.

Ya en ropa más cómoda, no diré que decente porque las pijamas no son indecente en mi punto de vista, pero eso sí más despierta, hice la salsa, puse en mi cafetera un delicioso café colombiano que me regaló una muy buena amiga que le hizo peso desde Cartagena, y al final unos deliciosos chilaquiles coronados con queso y aguacate al lado de un huevo estrellado y mi café, si así todo para y por mí.

Aún no entiendo muy bien el merecimiento, aún me cuesta disfrutar lo que hago y hacen por mi, pero hoy, ha sido un desayuno que quiero que se repita las veces que sean necesarias para entender que la vida es un instante y que hay que disfrutar todo, la soledad, la compañía, el frío, el calor pero sobre todo un buen vino y un buen café.

Monica Sosa

Nací y crecí feliz en Parras, Coahuila. Tuve que cambiar de ciudad por una mejor oferta académica y poder desarrollarme profesionalmente a la ciudad de Saltillo, Coahuila, donde actualmente vivo. Soy Ingeniero Industrial y de Sistemas, soy emprendedora y me apasiona escribir y compartir lo que la vida, el amor y la maternidad me han enseñado, mi vocación favorita es ser mamá de Camila.

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