DOLOR DE MIS DOLORES

Por Alex Campos

El otro día que recogí a mis hijos del colegio, noté una carita triste en mi niña la mayor. Todos los días de regreso del colegio, les pregunto cómo se sienten, si tuvieron un día genial, normal o malo y por último les pido me digan la peor parte de su día y la parte más divertida.
En esta ocasión mi hija no quería decir mucho, contestaba con oraciones cortas y mientras contestaba yo podía ver por el retrovisor que sólo miraba a la ventana, como tratando de evitar contacto visual. Una mamá daría todo por saber qué sienten y piensan sus hijos. Una madre evitaría si pudiera el sufrimiento de sus hijos.
No quise presionarla, al final de cuentas ella es así, me dirá lo que piensa hasta que sea su momento.
Llegamos a casa e inmediatamente al abrir la puerta para desamarrar el cinturón de su silla de seguridad la abrace tan fuerte cómo pude. En ese momento ella me dijo, “me rompieron el corazón hoy mami”, y para ser sincera, en ese momento aún sin saber de qué o de quién hablaba, también me lo rompieron a mi. Al parecer había tenido un mal día, comienza a sentir más, a querer más a sus amiguitas… a vivir.
Inmediatamente me sentí enojada, vulnerable y quería correr por el escudo protector para mi hija pero tal escudo no existe. Lo que si existe en este mundo son los corazones rotos, las experiencias, las relaciones y los golpes que nos provocan dolor. Y será inevitable que mis hijos lo sientan, tendrán su primer decepción amorosa, algún chico en la escuela les dirá algo que les lastimará, pasarán por experiencias que traerán dolor. Lo único que podré hacer yo, es tener los brazos abiertos, brindar mi hombro para que lloren y tener té o café o chocolate siempre listos para hacer más liviano ese dolor.
Después de platicar un poco con ella y explicarle que a veces así sentiremos nuestro corazón, apachurrado, roto, arrugado pero que es pasajero y que con una sonrisa, llorar lo que necesitemos y mirando al cielo uno se siente mejor. Yo me quedé atrapada en miles de pensamientos.  A veces, nosotras mismas como madres estamos tal vez viviendo nuestra propia lucha, hay guerras silenciosas, dolores que tapamos con curitas, lágrimas que soltamos a escondidas todo en silencio para que nuestros hijos no nos vean.
Qué fuerte es el amor de madre, te hace sacar coraje, valentía y autocontrol de dónde puedas. El dolor en esta vida es necesario e inevitable. El dolor te hace conocerte, despertarte, te empuja a hacer lo que tal vez pensaste que nunca harías o te prueba de lo que eres capaz.
Sin dolor no hay crecimiento, sólo piensa en el parto, sea cual sea la manera, cesárea o natural, ambos son dolorosos, es un proceso largo, donde capas de nuestra piel, nuestro cuerpo deben sanar, damos vida, pasamos por una metamorfosis y renacemos.
Así es el dolor, si soportas, si crees, si te viertes contra tus miedos, si los encaras y te muestras tal cuál eres, ese proceso te pulirá, ese dolor traerá vida nueva, olores, colores, sentimientos nuevos.
Sin dolor no habría gratitud, ni nuevos comienzos.
Se puede vivir con dolor, pero no se puede vivir si tenemos miedo a los posibles moratones que nos de esta travesía llamada VIDA.
El dolor te recuerda lo vulnerable que eres, te presiona el botón de pausa, te acerca a personas, a Dios: te despierta.
Ese dolor puede utilizarse para sacar fuerza, los grandes héroes de la Biblia pasaron por momentos sumamente dolorosos, nosotros somos nuestros propios héroes o nos salvamos o nos hundimos.
Enseñaré a mis hijos acerca del dolor, permitiré que se expresen y que lo vivan y sepan manejarlo.
Les recordaré que toda la vida estaré aquí para ellos.
He comprado muchos chocolates, té y muchos pañuelos mi casa y mis brazos siempre estarán abiertos para recibirlos.

Alex Campos

Lic. en Comunicación por la Universidad Del Valle de México. Conductora en diferentes facetas, actualmente presentadora de noticias. Apasionada de la escritura y enamorada del arte de ser mamá. Mamá de Samantha, José Antonio y Rafael.

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