LO QUE PIENSO CUANDO ESTOY HACIENDO YOGA

Por Mayte Cepeda

Realizar la práctica de yoga lleva consigo un ritual. El ponerte en “modo yoga” te ayuda a desquitar cada respiro y movimiento hecho de una manera consciente. Pero no siempre se logra una práctica completamente reflexiva e integral.

Siempre ayuda prender incienso, tener la ropa y espacio adecuados. Hay quienes les gusta escuchar música mientras practican. En lo personal, cuando doy clases no utilizo música, pero cuando hago mi práctica sola si pongo algo de fondo para disfrazar un poco los sonidos del exterior, llámese perros ladrando, teléfonos sonando, niños jugando etcétera.

Ya que estamos en la preparación del cuerpo físico, y si haces tu práctica con la guía de un instructor, puede ser que éste te invite a que, a través de tu respiración, vayas calmando un poco la mente para que te prepares completamente a recibir los beneficios de una práctica consciente. Si haces tu práctica sola, obvio tienes que tener un momentito previo a las posturas para conectarte con tu interior y dar inicio posteriormente.

Bueno, ya que estamos haciendo posturas, respirando, batallando, disfrutando y sudando, viene el reto: Que la mente no se aloque, se nos escape y la perdamos por ahí. Es ahí donde esta la parte complicada de la práctica.

Y la verdad es normal que la mente de repente se distraiga. Como mujeres creo que no tenemos sólo un par de cosas en la mente, tenemos miles y miles. Que si los hijos, la casa, el marido, el trabajo, la escuela, la familia, los temas económicos,la visita al doctor, los papás, los compromisos por todos lados, los libros pendientes por leer y un sinfín de cosas más.

Entonces si pasa, y pasa seguido. La propia condición humana me hace ver que en muchas ocasiones que estoy en plena práctica de yoga, mi mente está peleando varias batallas: la de respirar, la de aguantar la postura y llevar mi enfoque al lugar de mi cuerpo donde más esfuerzo se requiere y, la de perderse de repente para ponerse a pensar que tengo que llegar a la papelería por el material que le pidieron a mi hija para su tarea, o que tengo que correr al mandado pues no queda ni un tomate en el refrigerador. Luego, caigo en la cuenta de que ya me perdí aunque siga en la postura y digo: “ya ya concéntrate”. Y eso pasa una y otra vez.

Y ¿qué con ello? pues nada, la verdad. Como en todos los ámbitos y escenarios que nos toca vivir, podrá ser que de pronto perdamos el enfoque de lo que estamos haciendo, pero basta con darnos cuenta de ello y retomar el camino origen. A veces nos juzgamos duramente por perder tiempo en algo o por no concentrarnos lo suficiente para lograr nuestras metas. Y pues, claro que hay que ponerse las pilas, pero sin tratarnos mal, más bien, entendiendo y aceptando que si dejamos fluir las cosas, saldrán mucho mejor. ¡Namasté!

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Mayte Cepeda

Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?

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