LÍO DE FALDAS

Por Susana López Siller

La lucha por la equidad de género requiere cuestionar cada una de las  circunstancias culturales, económicas y sociales en las que vivimos por más obvias, sin sentido o correctas que pudieran parecer. Debemos preguntarnos si las decisiones que anteriormente se han tomado por nosotras, incluso cuando estas hayan permanecido estáticas durante años, son las correctas. México es aún un país impregnado de machismo, en el que decisiones como las de la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, son tachadas de irracionales, innecesarias e incluso para algunos, dañinas para la niñez. Pero quisiera hablar del por qué creo que la decisión de permitir a los niños y niñas elegir qué tipo de uniforme llevarán a la escuela, tendrá un impacto increíblemente positivo en el autoestima y desarrollo, sobre todo de las niñas ¿Qué pasa cuando las niñas, sobre todo en edad formativa, son obligadas a utilizar una prenda diferente a la de sus compañeros varones?

            Para responder a esta pregunta, quisiera analizar 2 factores: primero, la movilidad, es decir, la capacidad que tiene la persona de moverse y sentirse libre en aquello que lleva puesto. Segundo, la prudencia y estereotipos, esto tiene que ver con la percepción que tiene la persona de pudor, modestia y expectativas de género.

            La Encuesta de Salud de la Oficina Nacional de Estadísticas 2014-2015, del gobierno australiano, encontró que las niñas son al menos 50% menos activas físicamente durante las horas recreativas en sus escuelas, que sus pares hombres. De igual manera, un resultado parecido fue reportado en estudios realizados por Hayley Johnston-Coutts, utilizados para la campaña “Girls Uniform Agenda” en Nueva Zelanda, que logró que en el año 2017 se comenzará a abogar por uniformes neutrales para niños y niñas. Asimismo, en el año 2017 el Reino Unido comenzó un movimiento por instaurar uniformes neutrales en escuelas públicas, en un esfuerzo por otorgar condiciones equitativas de desarrollo para niñas y niños. Creo que toda mujer que lea esto puede identificarse con la restricción de movilidad que tuvo durante sus años escolares. Simplemente no es posible saltar, trepar, esconderse, con una falda que puede subirse y revelar lo que hay debajo, que con un pantalón. Estas condiciones, en donde las niñas aprovechan un 50% menos de su potencial físico, es un claro ejemplo de la brecha de género y las aspiraciones que tienen. Las niñas tienen el derecho de sentirse igualmente atraídas  a actividades deportivas y físicas, como los niños, y para esto necesitamos estimular su creatividad acercándolas en condiciones equitativas al mundo del deporte.

            Al hablar de modestia, hablamos de los límites y conveniencias sociales que son esperadas para cada género. Al usar falda, a las niñas se les dan mensajes contradictorios. Uno, que tienen que ser cuidadosas y prudentes para no “enseñar de más”, tienes que sentarte de cierto modo que la falda logre cubrir correctamente tus piernas y esta tiene que tener un largo prudente llegando a la rodilla. A las niñas se les levanta la falda, se les asoma por debajo y otras cosas que las hace avergonzarse por haber mostrado su cuerpo. Pero por otro lado, se sexualiza a las niñas en falda escolar, existiendo videos, posters y demás publicaciones en las que una niña, adolescente o mujer en falda escolar es símbolo sexual ¿A qué edad aprenden las niñas que su falda es para el agrado de otros y no para su beneficio y gusto propio?

            La libertad que se otorga a los niños y niñas de elegir su uniforme, no obliga a ninguno a cambiar sus gustos y preferencias individuales Si una niña se siente cómoda y feliz en su falda, tiene el derecho de usarla. Si un niño, siente que su personalidad es mejor expresada usando una, también debería usarla. La ropa es sólo eso, ropa, y los significados e interpretaciones que la acompañan se la damos nosotros, dentro de nuestra capacidad de procesar y categorizar al mundo. Los niños y niñas, vienen al mundo sin expectativas de género ni prejuicios, dejémoslos así: libres. Criemos niños que construyan sus vidas alrededor de la libertad y el respeto ajeno, y no a través del miedo y la vergüenza de ser quien quieran ser.

Susana López Siller

Mamá de dos, psicóloga, soñadora y feminista. Me apasionan los temas de salud mental, crianza y equidad de género, y cómo puedo aportar desde mis textos a crear una sociedad más justa. Escribir se ha vuelto mi terapia.

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